El amor y el arte están personificados en seres excepcionales que han venido al mundo con el objetivo de instalarse en los corazones, incluso de personas con las que nunca se cruzarán personalmente. Sin embargo, varios seguidores de Rocío Igarzábal tuvieron la suerte de cumplir un sueño impensable hasta hace semanas. Todo gracias a un encuentro emocionante en Madrid y «entre los árboles» en el que pudimos hablar de amor, pero también sentirlo en la máxima potencia. En una charla profunda pudimos viajar en el tiempo a su lado para rememorar a esa niña curiosa y expresiva que, en su infancia, se disfrazó en su casa de varios personajes. Entre anécdotas y momentos nostálgicos, la compositora de «Que me hablen de amor» recordó en la entrevista que concedió a Veo, Escucho y Os Cuento que fue la voz cantante de una familia numerosa, la misma que fue testigo directo de las primeras pinceladas de su amor por el arte.
Impulsiva, transparente y llena de ilusiones, Rocío confesó que su vocación comenzó en un coro del colegio y después hizo teatro musical. Pero no fue hasta su adolescencia más plena cuando llegó la oportunidad que le cambiaría la vida. Se trataba de Casi Ángeles, ese despertador de conciencias creado por Cris Morena (productora y creadora de series argentinas). «Todos los días me vestía de Valeria. Pasó por experiencias muy extremas como cuando escribía lo que pasaba. Fue un desafío. Valeria me enseñó mucho», expresó emocionada al recordar a esa chica rebelde que entró en la segunda temporada de la ficción.
«La novela tenía las metáforas, enseñanzas y los capítulos con los mensajes en voz en off que nos dieron grandes lecciones», manifestó la intérprete, quién explicó cómo se sintió con el final que tuvo su personaje al quedarse en el futuro y no volver a su tiempo como el resto de sus amigos. En este momento fue inevitable no hablar de su gran amigo, Gastón Dalmau con el que compartió en ‘Casi Ángeles’ de las escenas más amorosas e impactantes. Y también, su etapa en Teen Angels al ser escogida en los últimos años de la banda para cantar sobre los escenarios míticas canciones de la talla de «Abre tus ojos»o «Miedo a perderte». «Para mí fue un regalo inmenso. Y muy intenso porque hay mucha exposición de por medio», reconoció la cantante argentina, quien añadió tener los mejores recuerdos de los países y ciudades que visitó junto a Lali Espósito, Peter Lanzani, Gastón Dalmau y Nicolás Riera. La ex teen angel, no olvidó canciones como «Vos ya sabes» porque le hizo trabajar en su seguridad en el escenario. Y sus fans de España le acompañaron mencionando canciones como «Integridad perfecta» o «Mírame, mírate», videoclip que grabaron en las Cataratas del Iguazú cuando la declararon la séptima maravilla del mundo.
De repente y tras varios años de una exposición mediática que tuvo sus luces y sombras, Rocío Igarzábal pasó de llenar los escenarios con canciones que interpretaba a encontrarse a sí misma y comenzar a escribir su historia a través de sus propias composiciones. Pero antes tuvo que dejar todo atrás, no sólo la fama, sino también su casa y su familia. Buscó universos y emprendió el viaje, ese que le cambiaría la vida por completo. En México, a varios kilómetros de su país natal, donde jamás se cruzó con Milton Cámara (compositor y productor argentino), aunque vivieran relativamente cerca, el destino quiso que sus almas conectaran para descubrirse como compositora independiente, mujer y madre. Todo fue tan inusual como mágico. Nada estaba programado y en lo simple del amor encontró la solución. Hizo introspección sobre sí misma, dio con la clave de su inspiración y creó algunas de las canciones más bonitas de su trayectoria musical. Se reencontró con su yo interior, escuchó sus profundidades, sanó y contó por medio de la música sus contrastes. La historia de un ser más vulnerable, «prisionera de la libertad» y amante de la naturaleza a uno más fuerte y empoderado. Todos transitan en ella, en esa artista de sonrisa brillante que muchos apodamos de cariño: Rochi.
Finalmente buscó y se encontró. Ella, siendo un componente más de la naturaleza, ella con sus pensamientos más anhelados, ella en soledad, ella redescubriendo el amor con Milton, apostando por su independencia como artista, y, ella floreciendo con su maternidad. Rocío Igarzábal fue experimentado hasta encontrar su anclaje, su polo a tierra y poder vivir de su sueño, que no es otro, que viajar al compás de su propia música. Así comenzó su historia con Miltón Cámara, su productor y compañero de vida. Siendo dos mochileros en la búsqueda de sueños. Y gracias a esa unión el 8 de junio de 2016 nació su hija Lupe, una bebé a la que le dedicó su primer trabajo discográfico, «Entre los árboles».
Juntos echaros raíces, formaron una familia a nivel afectivo y otra en el terreno profesional para brillar de la mano, pero en compañía de esa aliada que les unió: la música. Así fue como lograron cumplir sueños. Cogieron «impulso» y vivieron un momento de tranquilidad, pero mucha revolución a la vez con la llegada de la niña que más quieren en sus mundos. Regaron con amor un árbol que tiene vida propia, ese al que Rocío dedicó «Mira Garúa», canción que nació estando sentada observando la lluvia, es decir, lo lo simple y esencial de la vida. Minutos después, la cantante mencionó todas las canciones de ese primer disco como «Iluminar», «Mood Moon», «La Condena», «Con Vos»o «Impulso».
«El amor hace que todo suceda y tiene muchas formas de expresarse, ser y sentir. Hoy en día el amor es más libre», dijo abiertamente Rocío Igarzábal en su paso por España, país en el que fue recibida con los brazos abiertos por decenas de fans tras haber sentido el amor de Israel. Anteriormente a presentar «Que me hablen de amor» y cantar «Caja de Cartón» con su público haciéndole los coros, la intérprete argentina recordó lo familiar que fue Dulce Amor, telenovela en la que tuvo un gran peso como protagonista. Y también no se olvidó de «El Desafío», película que surgió después de la ola de ‘Casi Ángeles’ y largometraje que le ayudó a tomar la decisión de irse a México. De esa época, la cantante confesó que había quienes no entendían el hecho de que se fuera de Argentina en el que se suponía que era el mejor momento de su vida. Pero esta no era su percepción, pues ella necesitaba hacer un parón y encontrarse con su interior más personal, ese que le habló de un tipo de amor que no le dio la fama.
Después, en el ecuador de una charla tan sanadora, Rocío presentó «Que me hablen de amor«. Su segundo trabajo discográfico introduce temas muy íntimos, así como otros más de enojo, baile y pasión. En unos la música es la protagonista, en otros la voz. El sonido está vivo, la fiesta sucede y las penas se van. Es emocional en el sentido amplio de la palabra y muy versátil en cuanto a estilos musicales. «Me gusta cantarlo porque me agranda más. Hay boleros, bachata, cumbia, baladas, cuerdas, percusión, viento. Varias canciones fueron en pandemia y tiene un recorrido por el amor, inclusive el amor propio», expresó la cantante con un brillo especial en sus ojos. Su momento es ahora, el de «Que te quede mi voz«, creaciones como «Temor» donde personifica al miedo o «Caja de cartón», esa canción que cantó junto a sus seguidores españoles la mañana del 24 de septiembre en el Parque del Retiro de Madrid.
Entre risas, anécdotas, mate y el amor de sus seguidores, los de siempre y los de ahora, la actriz y cantante argentina tiene presente en «Que me hablen de amor» sus gustos por la música española con referentes a los que admira como Bebe, Rosario Flores, El Cigala o Rosalía. Para Rocío, la música es «la posta», le inspira y permite que todos hablemos el mismo idioma. La música es sanadora porque ayuda a decir lo que no podemos decir coloquialmente. Y por supuesto, es poesía. Ayuda a transformar emociones negativas en belleza. Eso es precisamente lo que lleva haciendo desde que lanzó «Entre los árboles» hasta la salida en este 2022 de «Que me hablen de amor». Embellecer verdades, momentos vitales que han formado parte de su historia y convertirlos en canciones que tienen el fin de traspasar infinidad de almas.
De «Barranco» a «No es mi despedida» o otras como la mismísima «Caja de Cartón». En «Que me hablen de amor», Rocío se ha vuelto a escuchar a sí misma para trasmitir pasión, pero también esa calma y sensibilidad que la definen. Eso sí también es un ser impulsivo y curioso que encontró las herramientas para tener la llave de todos sus sueños. Rocío, tiene el poder, el de transformar lo malo en algo grandioso. Y en los momentos menos agradables, siempre vuelve a esa niña que tenía mucho que ofrecer al mundo. No solamente por su lado angelical y dulce, sino también por su valentía y fortaleza. La busca y la encuentra hasta llegar a la verdad y encontrar su para qué. Y no, no ha abandonado su misión como ‘casi ángel’, la de nutrirse de las mejores energías para crear arte, volar hacia su libertad, y por supuesto, dar y recibir todo el amor del que habla en cada una de las composiciones que salen de su puño y letra.