Con la verdad por delante y tras haberlo intentado hasta conseguir lo que no se hubiera imaginado, Marina Reche se abrió paso en la música de manera independiente para contar su historia. Tal y como la ha vivido, sin adornos, ni medias tintas; la cantante de pop lleva sus vivencias más personales a los escenarios con una gira por España en la que es inevitable no atestiguar su «claridad», así como esa «oscuridad» capaz de traspasar los corazones rotos. Y aunque es consciente que de amor nadie muere y experimentó que en el camino de aprender a amar pueden «llover alfileres», la artista alicantina transformó sus tristezas e iluminó la mítica sala But en el transcurso de dos noches consecutivas.
De despedidas e inseguridades, de casas destrozadas, palabras equivocadas y una «vida en el campo» en la que sólo necesita a sus seres queridos para ser feliz. Tras una previa en la que sonó con fuerza «Santos Inocentes» de Alba Reche, esa hermana con la que comparte su amor por la música, Marina hizo su aparición sobre el escenario para comenzar la segunda noche de su doblete en Madrid con «Lo he intentado».
«Dos extraños» fue la número dos en un concierto intimista en el que Marina Reche dejó atrás la culpa y los sentimientos más negativos para liberarse y conseguir que su público se desahogara a su lado. De su primer EP titulado ‘Claridad’ no faltó ‘No fue así’, ni ‘Oro’, ni tampoco ‘Por si quieres volver’, esa canción que como otras muchas habla de perdonar y pedir perdón, de lealtad, de nostalgia y de echar de menos. Con una voz singular y un ímpetu para agarrase al micrófono como si llevara décadas de concierto en concierto, la cantante viajó de su cara A a la B al presentar en directo ‘Oscuridad’.
Y aunque hubiera salido tan sólo días antes del encuentro con Marina Reche, centenares de fans se sabían de memoria esas letras que salen de esa cualidad poética para embellecer lo que dolió y lo que aún sigue en un proceso de sanación. De «Quién me enseñó a amar» a «vida en el campo» para pasar a «13+1», esa canción que nació de lo más profundo ya hace más de un año, para después presentar a un compañero que le ha seguido en sus inicios musicales, Juancho Marqués. «He visto toda tu evolución en primera persona y estoy muy orgulloso. Ojalá tengas una carrera super exitosa. Marina es una de las personas más importantes de mi vida, así que cuidarla, quererla mucho y quererla bien», confesó Marqués después de cantar junto a ella «A ciegas» y dar una sorpresa a los seguidores que habían acudido hasta la sala But la noche del 3 de octubre.
Una mezcla entre la «claridad» y la «oscuridad» en la que no fallaron los desgarros con fuerza, las ganas por abrazarse al de al lado, ni las sonrisas, pero tampoco las lágrimas de sus fans cayendo al compás de canciones como «Así» o «Mil preguntas». Mediante un sonido que se echaba de menos en los directos; auténtico, frágil, verdadero, la artista que había sentido «un pellizco en el pecho», que tocó fondo para reinventarse y conseguir que su historia hecha música conectara con miles de almas, viajó hasta el «870», pero también recordó cuando tan sólo era una niña que soñaba con que alguien escuchara lo que tenía para decir. Lo hizo a través de «Don’t want to miss a Thing» de Aerosmith, momento que se vio interrumpido cuando vio a una chica mareada a causa del calor que se respiraba en la sala.
«A estar seguros todos», expresó una artista humilde que tuvo en cuenta el bienestar de un público que anteriormente había hecho más de diez horas de cola. De cartas al amor y desamor convertidas en himnos que muchos escuchan en su día a día como si de un bucle se tratase. De derrumbes que han servido para la reconstrucción de su alma, pero también para que sus seguidores dejen de sentirse incomprendidos. «Así» fue como Marina Reche se quitó los miedos para mostrar las batallas que había atravesado en primera línea y lo logró ante unos seguidores que seguirán cada uno de sus pasos, tanto cuando sean seguros y estables como cuando necesite ir descalza y de puntillas.
Tuvo «Mil preguntas» que nunca obtuvieron respuesta, pero actualmente su corazón está lleno del amor que su público le brinda al haber hecho sold out dos noches. Y si la del 2 de octubre arrancó de la mejor forma, la del día siguiente fue como esa terapia musical que todos necesitaron. Quizás faltó que cantara «Buenos Aires» ante los ojos de su familia, viéndola desde el palco de la sala. Aún así, desde abajo se palpaba el orgullo de su madre Rafi, de su hermana Alba, y por supuesto, de una de sus abuelas. Todo estaba perfectamente planeado para que Marina Reche brillara y demostrara que Madrid sólo es una de las primeras paradas de todas las ciudades que le quedan por conquistar con su arte.