Tras más de 20 años dedicado a la música, José Riaza ha demostrado que se puede renacer una y otra vez cuando se tiene una nueva historia que contar para concienciar a la humanidad. Su empatía, su sensibilidad y sus experiencias musicales le han llevado a ser un niño convertido en hombre que se regenera constantemente. Su alter ego es Miguel Cantalapiedra, con quién comparte las ganas por dar voz a las causas sociales, pero especialmente a la niñez. El filántropo respira con tranquilidad y se siente completo cuando transforma en canciones sus propias historias y escribe sobre problemáticas que él mismo conduce hacia la moraleja. Mediante una entrevista en profundidad que el multifacético artista concedió a Veo, Escucho y Os Cuento descubrimos a fondo el camino de un compositor español que después de formar parte de un grupo de rock (Tragicomi-K ) emprendió en 2007 su carrera en solitario.
Su primer disco como solista se tituló «La ley de la naturaleza», y aunque su lado rockero siempre formará parte de su esencia ya que ha realizado diversas armonías gracias a la estructura del rock and roll, José Riaza se cortó la melena que llevaba a finales de los 90 y comenzó a experimentar otras formas de seguir en la música. Fue esta pasión la que le otorgó la posibilidad de conocer a grandes músicos y vivir experiencias en distintos países que posiblemente a muchos de sus vecinos les hubiera gustado experimentar. «He sido autodidacta toda mi vida. En España viví mucho del metro y con 24 años me fui a México, país que me gustó por su idiosincrasia», relató el compositor que está detrás de «Cleptomanías I», un disco que considera «robado» en el buen sentido de la palabra. El motivo se debe a que un 50% de las canciones son un conjunto de homenajes a grandes grupos musicales. Tal es el caso de Los Hombres G en la que el cantante madrileño pone su voz a «Temblando» o el tema musical que le hizo a Pau Donés al hacerse eco de su despedida en la Tierra hacia la eternidad y su admirable lucha contra la enfermedad que padecía.
«Se convirtió en un disco con amigos. Incorporé solo 15 de las 60 canciones que tenía grabadas», confesó el artista que vivió las sombras de la música en uno de sus últimos trabajos discográficos. Todo esto en la misma época en la que llegó a sentirse «un farsante» por ocupar en la actuación un puesto que quizás no le pertenecía. Sin embargo, Netflix contó con él por su carisma para grabar un biopic basada en la vida de Luis Miguel. De esa experiencia «tan accidental como bonita» y su tristeza por «ser un niño encerrado en el cuerpo de un hombre» nacieron poesías y letras de posibles canciones transformadas en «Retales de Anarquía». Es en ese primer libro en el que José Riaza hace introspección y se reconvierte para volver a crear música. Ahí también plasma ese sinfín de enseñanzas que le ha dejado México al no marcarse expectativas y establecer que no todo es blanco o negro. Existen los grises. Precisamente esta filosofía de vida le permite no frustrarse y seguir caminando hacia delante como una persona autodidacta que tiene el timón de su corazón y deja sorprenderse sin especular con las expectativas.
«México es un país de arcoíris. Desde el guacamole hasta la manera de actuar de los mexicanos», declaró José Riaza, no sin antes decir que antes de la llegada de la pandemia tenía pensado lanzar un disco y un libro sobre el feminismo, pero al no poder sacarlo nació «Cleptomanías I». El cantante madrileño habló con total sinceridad y sin tapujos de cómo España está afrontando la crisis producida por el coronavirus y expresó su lado feminista, el cual ya se ha visto plasmado en los proyectos que han sido paralizados en 2020. «La propia lucha va a provocar que saque ese trabajo discográfico que no pudo salir». Este hecho cumple con el refrán popularizado que dice: «Todo pasa por algo». A raíz de tomar la decisión de dejar aparcado lo planeado, el artista sacó a la luz el tema musical que tenía guardado desde hace cuatro años. «Pensamos que Lunática sería el pistoletazo de salida idóneo «. Y así fue. Suena esa letra que transporta a otro planeta y el sonido combinado con la presencia de Rodolfo González y ya hay otra melodía que penetra en el alma, esa que se acopla deseosa de ser reproducida miles de veces.
«Si no nos abren la jaula tendré que sacar Cleptomanías II con artistas de distintos países. De momento todos a los que se lo he propuesto me han dicho que sí. Será arrancar con una canción punky, muy contrario a la primera parte que eran más baladas», comentó con emoción y ganas de seguir soñando al lado de la música el hombre que huye de la sociedad frívola en la que vivimos a día de hoy. José Riaza es ese ser (que lejos de ser ambicioso) ha aprendido en el viaje a disfrutar «cuando la gente se acerca después de los conciertos» y ve que su música genera una transformación social. Su mayor regalo es contemplar cómo alguien llora hasta sanarse con su arte y su misión «que las letras escritas generen un impacto porque la cultura debe dejar huella». Considerando que es la persona más feliz que conoce actualmente, al final de la entrevista, ya con las ganas de volver a encontrarnos en un futuro, José dejó con nostalgia al niño que componía desde los 6 años sus canciones con una moraleja : «Volver al pasado con los ojos del presente nunca es una buena idea».
¡Por un presente lleno de concienciación, libertad y sueños cumplidos!
¡Gracias José Riaza por esta entrevista tan verdadera!
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