Una montaña rusa de emociones al tener la actuación como esa vocación que nunca abandonó, pese a que las oportunidades tuviera que regalárselas él mismo mientras llegaban otras. Un dramaturgo dispuesto a arriesgar por aquello que ama desde que tiene uso de razón. Los miedos, la incertidumbre y el temor a que suene el teléfono por poder tratarse de malas noticias derivadas de la pandemia conviven en Javier Muñoz, pero también sus ganas por demostrar de lo que está hecho. «Hay tantas cosas que tengo que compartir con la gente que estoy lleno de esperanza», confesó en la entrevista que concedió a Veo, Escucho y Os Cuento para hablar de » Mi Mundo es otro», esa tragicomedia que nació hace cuatro años de su necesidad por romper con los clichés de la sociedad y que estrena el 11 de febrero en Teatro Amaya de Madrid.
Javier Muñoz siguió a su propio impulso al presentarse a un concurso para jóvenes emprendedores y exponer «Mi Mundo es otro» como ese proyecto cargado de realismo y comedia que tendría que tener un espacio. Tras ganar, el dramaturgo procedente de Cuenca se armó de valentía y comenzó a ingeniárselas para reunir a un equipo fresco, que creyera tanto como él en la historia y que fuera buena persona. Una vez que consiguió reunir todas las piezas y que el Teatro Amaya apostara por él, lo siguiente fue comenzar los ensayos, los cuáles han estado limitados por los protocolos con el fin de mantener las medidas sanitarias adecuadas. Desde ese momento, Javier sabía que tenía todas las de perder, pero su satisfacción como creador, productor y actor de la obra que estrena el 11 de febrero eran superiores; siempre que todos lucharan a favor del mismo objetivo: Conseguir que el público se pueda reír, desconectar de sus verdaderos problemas, sentirse identificado y reflexione sobre su vida actual.
«Necesitamos comedia y sentirnos identificados con los tropiezos que damos en la vida. De eso va esta obra, de romper con lo establecido por la sociedad y tomar conciencia de hasta qué punto ponemos por encima el beneficio económico a nuestros verdaderos sueños», relató el creador de «Mi Mundo es otro», no sin antes alegar a algo que han demostrado las propias estadísticas: «La cultura es segura y es básica para la vida». Javier Muñoz declaró que no le molesta madrugar, siempre que sea para hacer lo que le apasiona y tiene la mente, así como el corazón puestos en realizar otras ideas, tanto teatrales como audiovisuales. «Gracias a esta obra de teatro he fundado mi propia productora, La Conciencia producciones. Sueño con que esta sea la puerta abierta que de paso a otras creaciones», expresó con cierta emoción en su cara un ser humano excepcional que derrocha buena energía y arte.
Canta, baila y estudió danza. De sus experiencias en televisión tiene muy buenos recuerdos de series como ‘Velvet Colección’, pero también recuerda ese musical en el que pudo manifestar todas las expresiones del arte. Convive con la incertidumbre, pero siempre está dispuesto a animarse, a crear sus propias alas y a ayudar a otros jóvenes a construir las suyas. En «Mi Mundo es otro», el asistente que se siente en la butaca del Teatro Amaya no se arrepentirá de haber comprado la entrada, y mucho menos, con ese juego de palabras y esa música inédita creada por Lírica Cuántica. «Llego a casa y tengo al perro loco porque le canto las canciones», confesó entre risas un ser emocional al que segundos después se le caían las lágrimas al hablar del homenaje que hace a la persona que le ha criado. «Para mí esta obra va para mi abuela. Por esta enfermedad nos dejó, pero le prometí que lucharía para poder sacar este proyecto. Ella me agarro y sé que me dijo que ahí estará». Sin más preámbulos, hay que hacer todo lo posible por apoyar a la cultura, y más, mucho más, cuando sale del corazón de una persona como Javier Muñoz, auténtico, divertido; con ganas de sacar sonrisas y concienciar a su público.