Crear es una tarea intelectual que demanda un gran esfuerzo, mucha imaginación y una conexión con los fenómenos culturales de cada lugar, así como el lenguaje que muchas veces no es muy común para todos, pero con un grado de identificación que permite que el televidente se siente frente al televisor, al menos por curiosidad, e indague en el significado de las palabras. Todo acompañado con un gran grupo de producción que pretende encaminar de la mejor manera la historia para alcanzar el tan anhelado éxito. En ocasiones nos podemos estar preguntando: ¿Qué paso con los creativos y la creatividad en estos últimos tiempos?
La forma de ver televisión sin duda ha cambiado. En la actualidad nos encontramos con una misma fórmula, la cual es repetida año tras año, y claro, producir contenido en una industria genera que cada vez se crucen los dedos por las “nuevas apuestas” deseando que el rating se dispare, se sostenga y se hable en todas partes de la producción, y a eso de le suma el dinero que se invierte en los spots publicitarios. En ningún momento la presente columna de opinión pretende demeritar los esfuerzos de los directores, productores, conglomerado de actores y staff … Sin duda alguna son dignos de respeto y merecidos aplausos. Solo se intenta visualizar las posibles causas del porque los remakes pueden estar en peligro, y ser una producto en vía de extinción. Como televidente y consumidor hay una especie de cansancio. Miles de canales, pero la novedad brilla por su ausencia, remakes de novela, pero las mismas historias con diferentes protagonistas, reality shows, que, aunque cuentan con una gran fanaticada, no muestran el lado más lindo de sus participantes. Por no decir de los programas de concurso de canto, de cocina, los cuáles son valiosos, pero no dejan ser emitidos año tras año. De otra manera hay público para todo, y como dice el dicho: “para el gusto, los colores”.
Si nos referimos a las novelas o series, el mercado ofrece un sinnúmero de opciones para ver el producto en su versión original. Este hecho hace que cuando te encuentras de frente con una readaptación la emoción y el entusiasmo no sea el mismo porque sencillamente la historia y su desarrollo ya es predecible en cada capítulo. Llevar a cabo una adaptación de una versión original no debe ser nada fácil. Seguro se debe cumplir con un alto grado de rigurosidad por respeto a los derechos de autor, y por supuesto, a los que realizan semejante tarea mi admiración y total respeto. Especialmente en los remakes se esmeran en la construcción de los sets de filmación o el ambiente en exteriores como es el caso de la producción colombiana Café con Aroma de Mujer.
Lamentablemente la fuerza de la historia queda en segundo plano porque ya se conoce como se va a desarrollar. El televidente se concentra más en observar con detenimiento las actuaciones, actores y actrices de gran renombre y cotizados a tal punto que muchas veces ensombrece a la protagonista de la historia y enaltece a otros personajes como los antagónicos, o por el contario, se suspira con la belleza física del protagonista además de admirar su talento. Para la muestra de un botón, el remake de la Telenovela Café con aroma de mujer, una producción que se ve bien hecha, costosa, pero que en definitiva no ha logrado enamorar a la audiencia en Colombia.
Nadie tiene la culpa, es decir, el televidente se siente más identificado con el actor o la actriz ya que su trabajo demuestra la calidad de su interpretación que sin duda convence, pero debe formar parte del éxito dentro del gusto del exigente público. La audiencia quiere productos novedosos con historias frescas que muestren realidades sociales y situaciones cotidianas en distintos contextos con los cuales se consiga atraer y atrapar al espectador . Todo con el fin de que queden absolutamente enganchados para la próxima temporada. Ahora bien, hay series cortas y otras súper extensas y muchas veces sobreviven y mantienen al televidente a la expectativa… ¿porqué marcan la diferencia ? Honestamente no tengo la respuesta, pero se mantienen en el tiempo. Habrá que hacer una lectura mucho más minuciosa del mercado para descubrir el gusto del televidente y dar en el clavo, logrando que de esta manera la caja mágica del entretenimiento no caiga en la monotonía.
Los números son importantes y por supuesto el rating es la medida por excelencia que se persigue como el gato al ratón. El rating sube como la espuma sin mayor dificultad cuando hay una buena historia enmarcada en producciones parecidas pero con libretos y guiones que se pueden tildar de espectaculares, cuando las interpretaciones actorales rompen las expectativas y los diálogos son de por sí potentes, las locaciones son interesantes y bien logradas. A eso se le suma la novedad el ingrediente que hace que el espectador no abandone su capacidad de asombro y todo este cóctel se convierta en un trago de buen sabor sin sentir las ganas de dar click al control remoto para cambiar de canal.