‘Veneno’: Una despedida digna y conmovedora a la altura de un mito que ha dado visibilidad al colectivo trans

Veneno

Las grandes historias también acaban, pero la suya tuvo un final no merecido hasta que en 2018 Javier Calvo y Javier Ambrossi contactaron con Valeria Vegas para hablarles de un sueño que se materializó al completo dos años después. Cristina Ortiz Rodríguez, más conocida como la Veneno, fue un icono para los transexuales sin buscarlo, una mujer que inspiró a la transformación de otros, que superó los prejuicios, pero que sufrió en carne propia la transfobia de un país que comienza ahora a abrir los ojos gracias a su biopic. El 29 de marzo los creadores de «La Llamada» dieron un golpe sobre la mesa al convertir en serie la historia de un personaje grandilocuente, pero al mismo tiempo, un ser excepcional.

Escena del capítulo 2 de Veneno, la serie creada por los Javis emitida en Atresplayer Premium.

El 19 de marzo de 1964 nació en Adra (municipio de Almería) José Antonio Ortiz Rodríguez, quién en su infancia ya se sentía una mujer enjaulada en el cuerpo de un niño. Dentro de la serie que llega con sus dos primeros capítulos a Antena 3 este 25 de octubre, los espectadores viajarán hasta ese pueblo en el que sus habitantes y su familia discriminaron a Joselito todo lo que quisieron por el hecho de ser diferente y tener unas preferencias sexuales que no se ajustaban a las convencionales. Ese pre- adolescente huyó a la edad de 13 años de los maltratos de su madre y de las humillaciones con el fin de encontrarse. La discriminación hacia su persona a la hora de buscar uno de los tantos trabajos normalizados la llevaron a prostituirse para ser esa mujer con la que tantas veces había soñado, pero también para sobrevivir. «Ella caminó para que otras pudieran correr» con esa personalidad arrolladora, ese lenguaje coloquial y ese corazón de oro. Los prejuicios por su forma de hablar, moverse, vestirse o por todas las anécdotas que contó en distintos programas de televisión sobre su vida quedaron atrás. Especialmente desde los primeros minutos en los que cada seguidor se sumerge en la serie que tiene por título el nombre que nace del apodo de Paca La Piraña, la amiga que acompañó a la Veneno durante sus luces y sombras.

Veneno: El mito convertido en leyenda en una ficción emocionante de principio a fin

Veneno: Una historia cruda que da visibilidad al colectivo trans.

«No es una mujer peligrosa, sino una mujer para la que el mundo es peligroso», relataba Valeria Vegas en un capítulo de la serie a su madre en el momento en el que le confesó que que quería seguir los pasos de La Veneno y comenzar su transición de género. A base de discursos inclusivos y escenas emocionantes, los espectadores pueden ser testigos de un drama con dosis cómicas que retrata con la misma dureza los episodios de violencia sexual, de discriminación y de falta de oportunidades de una estrella trans. Además, el homenaje a Cristina Ortiz es una introspección hacia ciertas etiquetas que estaban naturalizadas, las mismas que denigraron por tantos años a un colectivo que por fin ha sido representado con la dignidad que merece en la ficción.

Jedet, Daniela Santiago y Isabel Torres, las tres protagonistas de Veneno, la serie.

«Cristina tenía tres mujeres dentro de sí», confesó Isabel Torres. Posiblemente eso vieron los Javis en el momento de comenzar a construir la historia de una mujer que renació al mirarse al espejo y sentirse satisfecha con su transformación, pero que fue golpeada a lo largo de las décadas. Su mayor carencia era el amor de su madre, una mujer implacable que no aceptó que Joselito fuera del género opuesto. A la actriz que se metió en los zapatos de Veneno cuando la consideraron «un juguete roto» al que no querían en televisión, le diagnosticaron cáncer durante el rodaje de la serie. Mientras que a ella esta ficción le dio las fuerzas para combatir su enfermedad, Jedet vivió su transición real caracterizando a ese chico que inició su tratamiento tras empezar a trabajar vendiendo su cuerpo en el Parque del Oeste.

Isabel Torres en Veneno, la serie que habla de un mito convertido en leyenda.

«Tú dónde vas pedazo puta, maricón» solía decir la Veneno con cariño a aquellas personas con las que se encontraba en su camino. En 1996 cruzó el Mississippi en compañía de Pepe Navarro con esos trajes de diva con los que se metió en el bolsillo todas las noches a la audiencia. Su madre televisiva fue la periodista Faela Sainz , personaje muy bien caracterizado por Lola Dueñas, esa mujer que fue testigo de las miradas de odio y rechazo que tuvo que tolerar Cristina por parte de su propia madre. En ese primer capítulo de la serie creada y dirigida por los Javis ya puede contemplarse la dura vida en la calle a la que se exponía la comunidad trans y cómo cada una tenía que pelear por tener un mejor lugar en el que recibir a sus clientes. Por ese entonces, la protagonista de esta historia comenzó a ser colaboradora de televisión, pero tampoco dejó sus raíces como prostituta del Parque del Oeste. Toda esta etapa de más luces que sombras ha sido protagonizada por Daniela Santiago, actriz que vivió durante un mes con Veneno tras conocerla en Chueca.

Escena de Veneno, la serie que está disponible en Atresplayer Premium.

«Tenía 9 años cuando empecé a informarme sobre la transexualidad y descubrí entre los referentes a Veneno. Por ese entonces no la entendía del todo, pero a raíz de la serie comencé a admirarla», expresó Lola Rodríguez, actriz que da vida a la periodista y amiga de Cristina Ortiz, Valeria Vegas. Con este papel con el que ha dado discursos que han sido aplaudidos por los seguidores de este fenómeno, la intérprete canaria ha confesado sentirse identificada en muchos aspectos con la historia de esa mujer que luchó para dar a conocer las memorias de un ser despreciado por diferentes grupos sociales, las mismas que cuatro años después de la trágica muerte han podido callar bocas al transformarla en toda una leyenda en la ficción de los Javis.

Lola Rodríguez, la actriz que dio vida a Valeria Vegas en Veneno, la serie.

«Hace 5 años me miraban por encima del hombro por defender a la Veneno», declaró la verdadera Valeria Vegas en el evento de Atresplayer Premium que dio paso al capítulo final de la serie que hace justicia a todo un ejemplo para el colectivo trans. De acuerdo con ella, esta serie ha sido un escaparate para todas esas personas que se han sentido marginadas a lo largo de los años, mujeres que comparten la falta de amor y que han tenido que crear una nueva familia de iguales en la que poder ser realmente libres. Tal y como lo hizo La Veneno con esas amigas que encontró en su amado Parque del Oeste, o otras como Valeria que tocaron a la puerta de su casa sin esperar nada a cambio.

Daniela Santiago interpreta a Veneno en la época del Missisipi.

«Hemos puesto un grano de arena para todas las que están por venir», decía con cierta emoción en sus ojos Jedet, quién también aclaró que este biopic le había permitido encontrarse a sí misma y vivir con una perspectiva positiva el momento del cambio de género. Lo que para las actrices de esta ficción ha sido un viaje duro y emocionante a partes iguales, para los espectadores se ha convertido en un despertador de conciencias, una obra maestra que marca la evolución de Cristina Ortiz desde esa infancia complicada en Adra hasta sentir el dolor de la traición de Angelo. Ese fue el momento en el que tras ser acusada de estafa fue encarcelada en una cárcel de hombres. En ella pasó los peores años de su vida al ser víctima de violencia sexual y estar expuesta a infinidad de vejaciones.

Daniela Santiago en un capítulo de Veneno, la serie emitida en Atresplayer Premium.

‘Veneno, la serie’ no es la típica producción que peca de caer en una parodia caricaturesca. Los Javis han sabido adaptar el libro escrito por Valeria Vegas a la ficción exaltando la esencia de la vida y la muerte de una mujer que podía ser exagerada por momentos, pero que tenía muchos matices. Ambos creadores han conseguido hacer un homenaje a la altura de un personaje de la farándula que ha pasado de no ser entendido por todos a convertirse en una leyenda del universo trans. El equilibrio entre drama y comedia, los saltos temporales con estilo que marcaban una narración ágil , la elección de los temas musicales que sonaban en cada uno de los ocho capítulos, la impresionante elección del reparto y esas escenas tan bien detalladas son elementos claves para que esta producción haya brillado desde su primer capítulo hasta ese cóctel explosivo de sentimientos encontrados del final.

Paca la Piraña en las grabaciones de Veneno, la serie emitida en Atresplayer Premium.

La combinación del espíritu real de los acontecimientos que le tocaron vivir a la protagonista de esta historia y la creatividad de los Javis vista en algunas escenas idílicas que en realidad no ocurrieron se empastan con soltura junto los saltos de líneas temporales que demuestran coherencia a la hora de contar la trama. Todo ello con el profesionalismo de cinco mujeres (Jedet, Daniela, Isabel, Lola y Paca), así como de cada intérprete que ha dado el 100% durante un rodaje que se ha visto en la tesitura de volver a grabar en medio de una pandemia. De estas apariciones en las que han destacado en capítulos voces musicales como las de Leiva o Amaia Romero, la de Paca la Piraña merece una especial mención por ser esa limpiadora que dejó su trabajo para revivir sus experiencias más personales al lado de su amiga. Ella es esa fiel aliada que aplaudió a La Veneno en su etapa de glamour, pero que también le tendió la mano cuando los medios de comunicación y algunas personas de su en torno le dieron la espalda.

Las tres protagonistas de Veneno, la serie emitida en Atresplayer Premium.

Como una película dividida en ocho capítulos en la que necesitas una caja de pañuelos, pero sabes que segundos después reirás con alguna ocurrencia, así es »Veneno’, un viaje por los confines de las emociones más primarias, por las vísceras de un personaje convertido en mito que ha renacido para ser mayormente admirado. Lo hemos vivido todo a su lado mientras ella miraba cada episodio desde el cielo, como si nos estuviera repitiendo: «Esta es mi historia canallas, ¿a qué es bonita?» Si queda algo claro tras haber acudido a la despedida que merece Cristina Ortiz Rodríguez es que su historia no sólo es preciosa, dolorosa, triste y apasionante, sino que también es esa puerta abierta al colectivo trans para que se les empiece a tratar con dignidad, amor y respeto en todos los escenarios de la vida.

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