Un contraste de sentimientos. Una vorágine de sensaciones opuestas que nos invitan a volar hacia el lugar en el que habitan Campanilla y «Peter Pan». Un viaje hacia el pasado de los que escuchábamos de camino a nuestros mejores veranos El Canto del Loco. El regreso a los recuerdos protagonizados por un grupo capaz de hacer un pop rock que se escuchó en grandes estadios multitudinarios. «Una foto en blanco y negro» que nos guardaremos hasta el final de nuestros días. Todos queremos volver para hacer historia al salir juntos en el telediario tras seguir su guerra de pasos sin pensárnoslo. Al lado de Dani Martín, la banda sonora de nuestros cumpleaños, de nuestras fiestas en karaokes en los que no puede faltar «Zapatillas» y de nuestros encuentros internos con «Pequeño». Una montaña rusa a la que estamos dispuestos a subirnos sin tanto miedo. Un ring al que acudir para demostrar a la vida que estamos despiertos y que no nos iremos sin haber hecho lo que nos dé la gana.
«Ya nada volverá a ser como antes», pero algún día retomaremos nuestras rutinas y ningún virus nos podrá parar los pies para reencontrarnos con el pequeño gigante. Lo haremos en una gira en la que Dani Martín regresa para hablar de desastres, de desamores, de pérdidas importantes, de «mentiras» convertidas en verdades, de mensajes vitales y letras que no callan ante nadie. Nos veremos de nuevo en la tesitura de hacer cola durante horas, aunque tengamos nuestros asientos cogidos desde hace casi un año. Haremos más amena la espera al ritmo de su yo de ‘EL Canto del Loco’, de «Pequeño», de su segundo disco solista, de «La Montaña Rusa»y de «Lo que me dé la gana». Y entonces, se repetirá su gran hazaña al dejarnos roncos durante todo el fin de semana.
Después de esta nube gris, volverá Dani Martín con un disco que está hecho desde septiembre, ese mes que no le quitó la ilusión para sorprendernos de «Cero». Entonces, nos comerán las ansias a todos por tener su obra maestra en nuestras manos y reproducirla hasta sabernos de p a pa cada acorde, cada estrofa, cada estribillo. Las estudiáremos muy bien para poder hacerle los coros en su gira como se merece, sin saltarnos ni un detalle. Mientras, asistimos a sus conciertos desde su casa; esos que ha hecho en los últimos días sumándose a la iniciativa de centenares de artistas. Lo hizo como un regalo a todos los que le siguen desde sus primeros años, a los que fuimos adoptados tiempo después a esta gran familia y a los que valoran la buena música; la que no necesita autotune, sino simplemente esa esencia que nos ayuda a desahogarnos, a llorar sin vergüenza y a saltar de la felicidad cuando toca.
Coge una guitarra, se pone a cantar y deja atrás su complejo de sentir que no la toca igual de bien que el guitarrista que le suele acompañar en sus conciertos. Nos deleita con las mejores canciones de su vida, aunque todas son tan buenas que es imposible censurar alguna. Pregunta a sus seguidores cómo se encuentran ante esta situación que parece sacada de una película de ciencia ficción y saluda a todos los que puede con la humildad que siempre le definió. Canta algún tema de «Pequeño» y los oyentes empiezan a temblar con unas letras que salieron de sus entrañas cuando se vio obligado a despedirse de su hermana. Después, Dani Martín consigue alegrarnos a todos con «Cero» y con esos temas musicales positivos que nos guían en este camino.
Ha narrado todo lo que sentimos al vivir en cada proyecto discográfico lleno de mensajes convertidos en lemas que todos reproducimos para emocionarnos. Ahora, Dani Martín ha construido las bases de lo que siempre quiso hacer con un disco que recuerda por momentos a su etapa en ‘El Canto del Loco’, con unos sonidos en los que ha podido mezclar varios estilos como el hip hop. Regresa con recuerdos musicales hacia sus padres, y por supuesto de su hermana. Volvió a poneros la piel de gallina con esa canción dedicada a una de las grandes musas de su inspiración y que dice en el estribillo: «Dónde habré guardao los besos esos que te quise dar, qué habré hecho con las veces que te quise abrazar, quién esconde tu silencio y mis ganas de llorar, te espero siempre en la escalera dónde me solías gritar».
Ha vuelto para hacer historia en su ciudad, en su país y en otros como en México. Ha regresado para exponer su verdad haciendo una crítica a la hipocresía, una vez más. Vuelve a encontrar ese corazón que tenía escondido en su interior para compartirlo con su público, pero también con una lista de músicos a los que admira, quiénes se han sumado al «mejor disco de su vida». Alejandro Sanz, Juanes, Coque Malla, Sabina y el cantante colombiano, Camilo, son parte de este proyecto que pretende titularse «Lo que me dé la gana». Aprendió, creció y se rodeó de personas transparentes en su equipo como Iñaki García, quién le acompañó en un directo de instagram con el piano. Trabajó mucho, vivió recuerdos intensos en esa caravana con la que recorrió decenas de lugares, se despidió de esos 9 años y se reencontró con su verdadera pasión en la música. La que habla sin tapujos de lo que sucede en el mundo, la que sirve de espejo, la que no se vende con facilidad y la que se mantiene viva, intacta; dispuesta a enmudecer bocas y a aliviar almas.