Nunca es tarde para expresar lo que hemos callado tanto tiempo por miedo. Estos últimos años han sido relevantes en las ficciones de muchos países por haber incrustado el feminismo en un contexto en el que las mujeres todavía no se han podido desprender del machismo. Sin embargo, este relato no está escrito para recomendar ninguna historia ficticia, sino para homenajear a una actriz que ha tenido la valentía de decir abiertamente que cuando solo tenía 16 años había sido víctima de la violencia de género.
Nació el 24 de octubre de 1992 para hacer historia en Argentina y el mundo entero. Primero demostró su gran talento interpretativo en series como ‘Sos mi vida’, ‘Patito Feo’, ‘Consentidos’, ‘Somos Familia’ o ‘Divina está en tu corazón’. No obstante, no necesitó de ningún personaje para armarse de valentía y narrar ese hecho trágico que vivió en una gira por Nicaragua de la exitosa ficción en la que interpretaba a Josefina, la mejor amiga de la protagonista. «Gracias por escuchar, por creer y sobre todo por seguir haciendo ruido». Así comenzaba sus agradecimientos tras haber leído muchas de las muestras de cariño que le llegaban a través de las redes sociales.
Thelma Fardín era y es uno de esos seres de luz que dejan huella en todas esas almas que tienen la suerte de conocerla, sea personalmente o a través de la pequeña pantalla. Nadie podría imaginarse que en el mejor momento de su vida cuando a muchas chicas les hubiera gustado estar en su lugar y poder ser tan admiradas como ella lo ha sido, la actriz se estaba muriendo de dolor e impotencia. Le costó aceptar que le violaron. Tuvieron que pasar 9 años para que pudiera afrontarlo de frente y llamarlo por su verdadero nombre y así poder salir de esa oscuridad en la que habitaba el miedo constante.
Tenía temor a que nadie le creyera, a que le cerraran las puertas y se quedara sin trabajo. Es mujer, vive en medio de un sistema patriarcal que se niega a legalizar el aborto para que no muera ninguna más. Allí no es como aquí. Por eso, un grupo de valientes han tenido que alzar los pañuelos verdes y sus voces por las calles de un país en el que ellas no son valoradas como ellos. Por eso, Thelma pidió ayuda al colectivo de Actrices Argentinas que luchan por la igualdad de género en todos los sentidos.
El miedo le imposibilitó a hablar hace casi una década debido a que por ese entonces muchos se creían con derecho a juzgar la palabra de una mujer que intentaba exponer su caso de violencia, sea física o psicológica. Frases como «ella se lo buscó» o «mira como provoca a los hombres con esa vestimenta» son solo algunos indicios de una sociedad retrógada protagonizada por hombres que ha hecho a un lado la inclusión y las ha tratado a ellas como meros objetos sexuales. Algunos de estos personajes son violadores que siguen escondiendo sus garras devoradoras hasta el punto de engañar a un país entero con su supuesto compromiso con las causas sociales y su aparente humanidad.
No tengo intención de nombrarle porque es Thelma Fardín la verdadera protagonista de esta historia. La intérprete argentina ha dejado de sentirse cohibida y ha contado una verdad que pone en tela de juicio la integridad de un hombre al que todos considerábamos intachable. Pedimos perdón por no haber detectado las señales que nos dio otra de las heroínas de este caso: Calu Rivero. Ellas han sido ejemplos que han demostrado que callar ya no es una opción porque ahora ninguna se sentirá sola si sale a rebelar su calvario. A estas dos mujeres les debemos que muchas otras se hayan sentido identificadas y hayan denunciado a sus maridos, a sus exnovios o a cualquier otra persona que haya atentado contra su integridad.
Le propuso un pacto macabro. Le mostró las reglas del juego. Quiso marcar territorio sobre su carrera, su cuerpo, su confianza y su talento. «Estaba viviendo un momento de éxito: aviones, estadios con 20.000 personas, fans agolpados en la puerta de un hotel cinco estrellas, chicas queriendo ser como yo y yo encerrada en esa trampa». Así se expresaba Thelma sobre ese año 2009 en el que sufrió una pesadilla por la que no debería pasar ninguna mujer nunca más en la vida. La tristeza es que la violencia de género es una lacra que aún no se ha evaporado por culpa de esas mentalidades machistas que están a favor de la impunidad de quiénes a simple vista disimulan su verdadera cara bajo una falsa apariencia.
Se acabaron las mentiras. NO es NO. Cada vez serán menos los que intenten insinuarse despectivamente a una mujer. Nunca hay motivos para hacerlo porque todas tienen que ser libres sobre su cuerpo y son las únicas que tienen qué decidir sobre sus vidas. ¡Basta! Nosotras no tenemos que tener miedo a ir solas por las calles de nuestras ciudades por si nos raptan, nos violan, nos asesinan y después nos dejan tiradas como si fuésemos basura desechable. Podríamos ser las protagonistas de los titulares de la sección de sociedad de miles de periódicos, pero con relatos en los que el mundo se entere de nuestras altas capacidades y nuestros logros, no como víctimas o luchadoras que quieren acabar con el feminicidio. Es una vergüenza que en pleno siglo XXI la desigualdad de cualquier tipo siga existiendo y haya guerras ideológicas en asuntos en los que todos tendríamos que ir de la mano.
La única certeza es que la historia de esta mujer argentina que ha conmovido al mundo ya ha hecho historia por haberse atrevido a denunciar, hacer público su caso y poder hacer justicia para sanar esas heridas que había escondido por tanto tiempo. Gracias a ella, son muchas las que han abierto los ojos y ya se han atrevido a llamar para pedir ayuda. Ahora ellas saben que no estarán jamás solas, sus voces serán escuchadas y su libertad absoluta estará más cerca de hacerse realidad. Thelma Fardín, como mujer que soy y pese a vivir en España, un país en el que el aborto sí es legal, te agradezco desde aquí tu fuerza, tu entrega, tu amor, así como tu lucha. Solo me queda decir que tu relato es ese referente que el mundo necesitaba para que la impunidad hacia los abusadores llegue a su fin.
#MiraComoNosPonemos !!