Sandra Kai es una de esas mujeres luminosas que irradia arte al dejar hablar a su alma a través de sus fotografías o al vestirse de cada uno de los personajes que ha dado vida hasta la fecha. La actriz mexicana concedió una entrevista a Veo, Escucho y Os Cuento tras el final de ‘Imperio de Mentiras’ y recordó que desde su infancia tenía la vena artística. «Crecí admirando a mi papá y viéndolo triunfar sobre los escenarios, así como en el programa al que le acompañaba cuando era chiquita», relató la hija de Chen Kai, una mujer fuerte como para reinventarse, pero sensible a la hora de recordar a su padre, quién dejó el mundo terrenal hace año y medio, pero siempre está presente en sus sueños y en las señales que le da.
La intérprete que se metió en la piel de Sonia en el thriller producido por Giselle González para Televisa confesó que al descubrir el pánico escénico que tiene al cantar en público decidió adentrarse en la actuación y la fotografía, esa profesión que ha mantenido su salud mental, especialmente esos años en los que no recibió ninguna propuesta laboral como actriz. «La foto la disfruto mucho sin esperar nada a cambio. Sé que vendrán cosas, pero mi intención no es competir con nadie. Mi meta es vivir de esto desde la creatividad y la motivación. Siento que cuando haces las cosas con el corazón el universo te da», expresó Sandra Kai, quién se dedica desde hace tiempo a hacer retratos a amigos del universo interpretativo. Tal es el caso de Michelle Renaud, una mujer con luz propia con la que entabló una bonita relación durante el rodaje de ‘La Sombra del pasado’.
Genuina, simpática y con ganas de progresar en la vida sin necesidad de compararse con nadie. La intérprete y fotógrafa no ama especialmente los focos, ni la exposición pública, a no ser que sea un evento especial para hablar de alguno de sus proyectos recientes. «La chamba como actor es ir a todas partes para que te vean. No tengo el colmillo que muchas tienen, que lo admiro», declaró antes de hablar de Imperio de Mentiras, telenovela a la que considera «un melodrama con una producción de calidad que va un paso más allá de lo convencional». Sandra Kai detalló cuáles fueron las escenas más impactantes de su personaje y contó la primera vez que se encontró con Alejandro Camacho en el set de grabación para rodar una secuencia violenta en la que Sonia tenía que ser maltratada por el temido Eugenio Serrano.
«Yo también estuve en situaciones de riesgo, aunque pude poner límites por instinto», reconoció la actriz, no sin antes expresar que la audiencia femenina de ‘Imperio de Mentiras’ le escribía mensajes para contar sus propias historias y alegando a que hay que concienciar a todas ellas para «que no se queden calladas, que salgan adelante y luchen por que se haga justicia». Sandra Kai relató también el momento en el que le dieron la gran noticia de que interpretaría a una mujer callada y sometida a su maltratador, pero con ansias de escapar de ese calvario al lado de Marcelo, su gran amor. «Me dedique a la foto que empezó a darme a manos llenas y después de muchos años sin sentir que soy actriz, se va mi papá, quién me dio diferentes señales. Al salir de un retiro pensando en la foto que tengo con él me llamaron de Televisa para la telenovela de Giselle González«, confesó con la voz quebrada por la emoción.
A raíz de la pandemia deriva del Covid-19, Sandra Kai preparó con mayor tiempo su personaje, se nutrió de historias relacionadas con feminicidios y violencia de género y habló con una de sus amigas, quién tiene una fundación sobre mujeres maltratadas. Poco tiempo después, la actriz pudo ver la ficción por las noches y rodar en las mañanas. De su experiencia con sus compañeros tiene muy buenos recuerdos y varias anécdotas con Susana González, Alejandro Camacho y Luz Ramos. Con la última había coincidido en el CEA de Televisa en los inicios de sus estudios como intérprete. La mujer que valora el arte también como espectadora de series que es capaz de contemplar la calidad de la fotografía reconoce que un reto para ella sería hacer una producción de época, pero que está dispuesta a dejar que la vida le sorprenda. Sandra tiene muy presente a su papá, quién le hacía cosquillas cuando era pequeña y se ha convertido en ese ángel de la guarda que le impulsa a diario a mantener su vuelo artístico.