Madrid pone en bandeja su corazón ante la magia y el poderío de Rosalía

Se encienden las luces de un Wizink Center abarrotado que se prepara para ver en directo al arte personificado. Viven esa esperada fecha que todos los asistentes anotaron en sus calendarios para cederle esa noche a ella. Por fin era 10 de diciembre y Madrid tendría a un fenómeno mundial de raíces catalanas en uno de sus apoteósicos escenarios. Tras varios meses de espera y horas de cola tatareando sus letras; mientras otros dictaban su sentencia intentando comprar entradas sin éxito, Rosalía apareció vestida al contrario que en su encuentro con Barcelona como un ángel poderoso que casi volaba ante más de 15.000 ojos sorprendidos, como siempre, por su grandiosa voz y su presencia escénica.

«Pienso en tu mirá» fue parte del inicio de una fiesta propulsada por la cantante que en tiempos de música ausente de autenticidad reinventó géneros musicales y que ha traspasado fronteras con ese segundo disco que lleva algo más de un año fuera. Su escenografía era digna de su repertorio en una noche mágica en la que cerró su Tour con «El Mal Querer», ese trabajo discográfico que creó con ayuda del Guincho. Se escucha «A palé», un sonido que se acerca más al rap y «Bare foot in the park» le releva para después dar paso a temas como «De madrugá», «Maldición» y a «Catalina», esa canción en la que destaca la voz de Rosalía muy por encima de las bases electrónicas de otros de sus éxitos.

Mientras todo esto sucede en el epicentro, centenares de personas siguen desde sus casas el concierto del año a través de las redes sociales y afirman sus frustraciones por haberse quedado sin entrada. No obstante, miles de asistentes, incluidos Belén Esteban, Mario Casas y Almodóvar, sí tienen la posibilidad de escuchar en directo a Rosalía Vila, una mujer que en cuestión de 365 días se convirtió en toda una leyenda a la que tiene en cuenta la industria musical en acontecimientos de alta envergadura. Las palmas y ese flamenco regenerado con bases más modernas fueron elementales para la protagonista de una historia que promete ser longeva.

Rosalía en su concierto en Madrid de 2019.

Su voz es de otro mundo. Simula la época de Al-Andalus en plena actualidad en la que prima el reguetón y la música cargada de autotune. Rosalía no lo necesita, ni siquiera cuando se marca esos bailes que son capaces de engatusar a los que aprecian todo; desde esa garganta con la que deja hablar a su corazón hasta esas escenografías y esas bailarinas que la elevan como si representara a la diosa de este siglo. Nadie como ella para cantar por bulerías y realizar esos giros vocales que tienen el don de poner la piel como escarpias a aquellos que desconocen el mensaje o el idioma que plasma en sus letras.

Rosalía en su concierto en Madrid de 2019.

Son sus legados extraordinarios, esos que reivindican el empoderamiento femenino con canciones como «A ningún hombre». Antes de esta degustación ya había conseguido que el público madrileño se aguantara por unos minutos con «Que no salga la luna» sus ganas de decir algún piropo o gritarle «olé». Eso sí, los coros de sus seguidores no faltaron en «Di mi nombre», minutos después de haber sentido el clamor exquisito acompañado por la guitarra en «Aunque es de noche». Hubo quiénes tampoco pudieron evitar emocionarse con canciones como «De aquí no sales» y a más de uno se le cayeron las lágrimas en un concierto dedicado a los males humanos con referencias claras y casi dolorosas hacia esos pecados capitales de los que nos es difícil huir fácilmente.

Rosalía en su concierto en Barcelona de 2019.

Nadie quería irse del «tour más alucinante del mundo» en el que Rosalía estuvo impecable, rodeada por luces que remarcaban la presencia de una mujer todopoderosa, segura de sí misma y libre para decidir cuál es la música por la que van a volver a hablar de ella de una punta a otra del planeta. «Millonària» puso a bailar hasta a los que admiraron su espectáculo desde las gradas en una noche de extásis en la que no faltó «Dios nos libre del dinero», ni «Brillo», y mucho menos, «Bagdad», ni siquiera esa cover en homenaje a las Grecas de «Te estoy amando locamente» con la que hizo un viaje a la música española de los 70.

Vídeo de CulturaOcio sobre el concierto de Rosalía en Madrid el 10 de diciembre.

«Estoy agradecida por haber podido venir aquí, a cantar para todos vosotros. ¿Cuántos sois, 15.000?», esas fueron las palabras de Rosalía para Madrid, una ciudad que había puesto en bandeja su corazón ante el poderío y la versatilidad de una mujer que a su corta edad ha pasado de ser nacionalmente conocida a formar parte de la historia musical de España. Todavía quedaban éxitos que le han posicionado como un referente del flamenco mezclado con la modernidad de nuestros tiempos. Llegó el turno de uno de los últimos hits mundiales y Ozuna hizo su presencia para cantar con la protagonista del show ,»Yo x ti, tú x mí», ocasionando la euforia de todos los que estaban allí.

En la recta final del último encuentro de «El Mal Querer» como disco estrella, Rosalía Vila puso a saltar a Madrid al ritmo de «Con Altura», «Aute Cuture» y su éxito mundial, ese que no ha parado de sonar en todo este 2019, «Malamente». Con una carta de despedida épica, inolvidable e insuperable, la cantante que combinó elementos gitanos con los sonidos que son tendencia dijo adiós a una gira que le ha confirmado la fidelidad de millones de almas.

Agradecimientos a Catalina Toro Cortés y Sony Music Spain

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