29 de enero de 2021. Comienza en Movistar + una historia que habla de convertir el dolor y las experiencias negativas en amor, una trama capaz de saltarse los clichés «dedicada a los niños encerrados injustamente en el mundo». El protagonista es el propio narrador, quién mira a la cámara para confesar sus deseos por salir de esa cárcel en la que ha pasado los mejores años de su vida medicado. Su nombre es Mickey L’ Angelo (Álvaro Requena) y con tan solo 14 años es un «espabilado» que se siente una marioneta ante un sistema que le prohíbe desarrollar sus habilidades.
Los problemas de Mickey son de primera división y al ser consciente critica a la educación en sí. Dentro de este concepto están los padres y los médicos más convencionales, quiénes han dejado en el olvido a una minoría que solo pide comprensión, aceptación e integración en una sociedad que ha dado la espalda a chicos como él. En ese centro psiquiátrico situado en un pueblo poco concurrido de Mallorca residen otros «espabilados», quiénes, en algún punto, han vivido la soledad como para querer quitarse la vida. Uno de ellos es Yeray (Marco Sanz), un chico violento que nada más aterrizar en ese inhóspito lugar inicia una pelea. En los primeros tres capítulos de ‘Los Espabilados’ sólo ha mostrado de su pasado las marcas en sus brazos.
A estos «espabilados» les acompaña Guada (Sara Manzano), una adolescente en silla de ruedas que pese a estar a punto de conseguir su libertad decide ser más libre al lado de sus amigos. Así es como junto a Samuel (Aitor Valadés), los cuatro convierten sus»pérdidas en ganancias» y encuentran el sentido a sus días. Su amistad les hizo fuertes como para tener la valentía de fugarse de ese «espacio para ratones» en el que sus familias confiaban plenamente y en el que las medicaciones les transformaban en plantas. Mediante una travesía consistente en hacer un viaje por Europa y dar con el hermano de Mickey, estos jóvenes experimentan diversas emociones y situaciones que les permiten crecer de golpe.
La serie de Movistar + basada en la novela de Albert Espinosa titulada «Lo que te diré cuando te vuelva a ver», no sólo marca su regreso a las historias de adolescentes tras ‘Pulseras Rojas’. 10 años después de ese éxito, el escritor vuelve a poner en el foco de la cámara a chicos para los que su salvación no es estar encerrados, sino enfrentar sus enfermedades mentales a través de acciones y enseñanzas que los conviertan en seres especiales. De esta manera, la pandilla apodada «Los Espabilados» encabezada por el personaje de Álvaro Requena librará una batalla contra las normas establecidas que remará a favor de encontrar un sentido a sus vidas.
El bullying, los remordimientos o la necesidad por superar traumas y miedos son algunas de las temáticas que están de manifiesto en la ficción escrita y dirigida por Albert Espinosa, un mentor que ayudó a muchos lectores a sanar sus heridas gracias a esos libros con ciertas dosis biográficas de sus experiencias como paciente. Al conocer a fondo su narrativa , el espectador que da una oportunidad a ‘Los Espabilados’ deduce lo importante que es para él la unión de los jóvenes con las personas de la tercera edad, hecho que está presente en cada capítulo. En primer lugar, en la escena del barco que tiene Mickey con un señor mayor. Después el tierno reencuentro de Guada y su abuela en el hospital y en tercer instancia, la manera que tienen Samuel y Lucas para tratar con cariño a un hombre que padece alzheimer.
Traducida a 20 idiomas y con siete capítulos, de los cuáles dos están disponibles cada viernes en Movistar + desde el 29 de enero, el reparto de ‘Los Espabilados’ lo completa Miki Esparbé en el papel de un detective especializado en la búsqueda de niños perdidos; Àlex Brendemühl («Truman») como el doctor Del Álamo; y Marta Torné (, El Internado) como la novia de Izan. Ellos son esos adultos que tendrán que lidiar con las ganas de los jóvenes por liberarse y reinventarse hasta aprender a «devolver las puñaladas con sonrisas» o comenzar a «buscar menos y dejarse encontrar más».
«La luz atrae a todos» es el título de ese cuarto capítulo que llega el 5 de febrero con el fin de descubrir cómo Lucas está más cerca de reencontrarse con sus amigos, esas únicas personas que le entienden como nadie, los mismos que no le juzgan por sentirse un ángel. Quizás a vista de una persona acostumbrada a capítulos de más duración, la ficción pierda cierta coherencia al mostrarse los acontecimientos con demasiada rapidez. Este hecho obliga en ciertos momentos a empatizar menos, desde los inicios, con el sufrimiento de los personajes y sus motivos para querer escapar del calvario en el que viven.
También es cierto que para un espectador no acostumbrado a que los protagonistas miren a la cámara puede restarle, cierta credibilidad, las interpretaciones de los personajes. Sin embargo, la banda sonora de Alfred García (esa que pone los pelos de punta como para generar «supernovas en las mentes») consigue que nadie pueda perderse esta historia. Además, precisamente son esos escasos 27 minutos los que invitan a no caer en la monotonía y querer seguir el viaje de cinco jóvenes, quiénes tienen un lema en común desde la primera fragancia de segundo: «Si te metes con un espabilado, te metes con todos».