Quedaron atrás los tiempos en los que todas las series contaban las historias de amor de personajes puramente heterosexuales y la homosexualidad quedaba en las sombras. Si algo le debemos al siglo XXI y a los creadores de ficciones inclusivas es haber sido las pioneras en dar los primeros pasos a la hora de dar voz a la comunidad LGTB. No obstante, no hay que obviar que la realidad mediática influye de forma directa en los espectadores que consumen televisión a diario.
Sus gustos, sus miedos, sus actos y sus opiniones muchas veces son consecuencias directas de lo que ven en su entorno o a través de esos medios que apuestan por unos determinados contenidos audiovisuales. Debido a ese efecto poderoso que tienen los medios de comunicación de masas es necesario que cada vez visualicen con mayor naturalidad las diferentes preferencias sexuales de todos esos miembros que hasta hace unos años tenían que esconderse bajo la clandestinidad.
En España ya a principios del 2000 destacaron parejas que fueron los altavoces de la homosexualidad como Mauri y Fernando de ‘Aquí no hay quien viva’, Maca y Esther de ‘Hospital Central’, así como Fer y David de ‘Física o Química’. En la última ficción que narraba el día a día de un grupo de adolescentes en el instituto Zurbarán el personaje interpretado por Javier Calvo («La Llamada») tuvo que hacer frente al acoso y fue una víctima más de la homofobia. A estas producciones españolas le han sucedido más iconos ficticios como Rizos y Saray de ‘Vis a Vis’, Irene Larra en ‘El Ministerio del Tiempo’, Carlota y Sara en ‘Las Chicas del Cable’, Bruno en ‘Merlí’, Lidia en ‘Paquita Salas’, Ángela en ‘La Otra Mirada’ o actualmente Luimelia en ‘Amar es para siempre’.
Ejemplos de inclusión en las ficciones de Argentina y México:
Ya hay casos ficticios en Latinoamérica que apuestan por la diversidad sexual y por normalizar en la pequeña pantalla el amor entre dos personas del mismo sexo. Uno de los más sonados en Argentina fue la historia de Flozmín en la ficción de Adrián Suar para El Trece titulada ‘Las Estrellas’. Recordemos que Jazmín se enamoró desde el principio de una de las hermanas encargadas de manejar un hotel familiar que tenía síndrome de tourrete. En un principio Flor creyó estar enamorada de un hombre, pero con el tiempo se dio cuenta que no podía vivir sin el verdadero amor de su vida: la cocinera de su propio negocio.
En un contexto mexicano en el que las cadenas más poderosas y conocidas del país latino aportaban escasas pinceladas sobre la homosexualidad en las escenas de sus telenovelas como fue el caso de ‘Sortilegio’ o ‘Papá a toda madre’ en las que sus personajes no obtuvieron un rol más protagonista, Aristemo y Juliantina han roto con los clichés. Tanto la pareja gay de ‘Mi Marido Tiene Más Familia’ como la lésbica de ‘Amar a Muerte’ han sido pioneras en México a la hora de representar a la comunidad LGTB con la naturalidad, entrega y espontaneidad que merecen sus miembros.
De la misma forma que las anteriores historias de amor, Aristemo y Juliantina han creado una catarsis a la hora de ser el espejo de todas esas personas con diversas preferencias sexuales que años atrás ni siquiera eran representadas en la pequeña pantalla. En antaño la homosexualidad era considerada una enfermedad, un mal augurio contagioso que causaba vergüenza, rechazo y negación. Actualmente y desgraciadamente para muchos gays, lesbianas y bisexuales aún existen personas con una mentalidad conservadora y homófoba que no aceptan su unión.
Sin embargo, la llegada de parejas ficticias LGTB como Aristemo y Juliantina a la televisión en abierto ha sido considerada un despertar para muchos televidentes. A través de redes sociales como twitter algunos fans de estos dos amores valientes han dado voz a sus orientaciones sexuales, han enfrentado a esos familiares más convencionales y han salido de esa opresión que tenían al sentir diferente a lo que marcaba la sociedad. La realidad mediática que trasmitieron tanto ‘Mi Marido Tiene Más Familia’ como ‘Amar a Muerte’ fue esa catarsis, esa liberación que muchos seguidores necesitaban para reconocerse a ellos mismos y asimilar sin miedos ni tapujos que también son gays o lesbianas.
Adiós a esos seres humanos reprimidos que tenían que soportar en sus vidas cotidianas comentarios despectivos si no daban a conocer a sus novios y formaban una pareja absolutamente heterosexual con el único objetivo de seguir el mismo patrón tradicional: Casarse y tener hijos. Bye, Bye a a los estereotipos que discriminen a una persona solamente por sus preferencias sexuales. Chau a esos amores que tenían que esconderse bajo la hipocresía de formar una familia perfecta y llevar a la clandestinidad lo que verdaderamente eran y sentían. Ha llegado el momento de ser valientes y no dejarnos pisotear por el patriarcado. Aristemo, Juliantina y todos los ejemplos mencionados han sido un ejemplo visual de normalización y diversidad. Digamos hola y demos la bienvenida a todos los que respetan que todos respiremos la libertad y si alguien sigue sin entenderlo que mire hacia otro lado, aunque nunca es tarde para aceptarlo.