Hasta hace bien poco las telenovelas solo contaban amores imposibles mediante parejas heterosexuales cuyos problemas partían de pertenecer a clases sociales totalmente diferentes. Hace más de 8 años en Argentina era muy difícil ver una serie que hablara de diversidad sexual y hasta hace dos años México aún no contemplaba la posibilidad de legalizar el matrimonio entre dos personas del mismo sexo. Afortunadamente cada vez son más los guionistas y productores que apuestan por contar sin tapujos el amor entre dos gays, dos lesbianas e incluso la historia de personajes bixesuales o transexuales. Estas ficciones han sido valientes a la hora de intentar normalizar la homosexualidad en una época en la que la unión de estas personas estaba mal vista, así como en un contexto en el que gran parte de la sociedad tiene concepciones equívocas y negativas sobre la comunidad LGTB.
Hace más de una década la telenovela ‘La Venganza’ protagonizada por Gabriela Spanic (‘La Usurpadora’) contaba en su trama con una pareja de lesbianas. Los personajes interpretados por las actrices Catherine Siachoque (Grazzia) y Natasha Klauss (Sandrita) eran dos mujeres que mantenían relaciones sexuales. No obstante, por esa misma época, Leandro Santos (Sebastián Boscán) ya se había dado a conocer en Latinoamérica gracias a ‘Pasión de Gavilanes’. El intérprete se metió en la piel de un gay que estaba presionado por su tía Raquelita para casarse con Jimena (Paola Rey) y así poder ser uno de sus herederos. Sin embargo, en el trascurso de los capítulos se visualiza como Leandro se revela contra las mentalidades conservadoras y monta su propio negocio asociado a la moda. Podría decirse que esta fue de las primera veces que una telenovela introduce a un homosexual, pero es un ejemplo basado en una serie de estereotipos que lejos de normalizar las relaciones entre dos personas del mismo sexo, lo convierte en algo exagerado y estrambótico. ¿Por qué a un hombre gay se le tiene que asociar directamente con una persona amanerada que se tiene que dedicar al diseño de moda o a la peluquería y que tiene que tener una gran relación con los personajes femeninos de la ficción?
En producciones latinoamericanas como ‘El Privilegio de amar’, ‘Betty la fea’ y ‘Las Tontas no van al cielo’ pasó algo similar. Aun así, multitud de personas de Latinoamérica y España cogieron mucho cariño a Don Meño, el tío de Candy (Jacqueline Bracamontes), personaje interpretado por Manuel ‘Flaco’ Ibáñez. Él era un hombre con actitudes muy femeninas tanto en sus gestos como en su forma de expresarse, pero que representó a un gay con mucho miedo a confesar su orientación sexual a su hijo y que este no le aceptara por lo que es. En cierta medida, esta es la historia de muchos padres. Otros casos son los de las telenovelas modernas ‘Por amar sin ley’ y ‘Papá a toda madre’, en cuyas escenas existen hombres transexuales que no están conformes con su cuerpo y deciden cambiarse de sexo después de haber pasado por la paternidad con sus anteriores parejas. Ellos se exponen sabiendo que pueden ser discriminados por la sociedad o rechazados por las personas que más quieren en el mundo: sus hijos.
La versión mexicana de la telenovela argentina, ‘Los éxitosos Pérez’ también incluyó a una pareja gay en su historia. En esa ocasión dos de los protagonistas más reconocidos del género latinoamericano (Jaime Camil y José Ron) se pusieron al frente de dos personajes que viven de forma clandestina su relación sentimental durante decenas de capítulos. A ellos les siguen Juan Gil(‘Por amar sin ley’) y Marcelo Cordóba (‘De que te quiero, te quiero’). Ambos actores interpretaron en ‘Sortilegio’ a una pareja de bixesuales debido a que mientras Roberto mantenía relaciones íntimas con Ulises, este seguía casado con el personaje interpretado por Chantal Andere. Tiempo después de esta producción de Televisa que estuvo protagonizada por Jacqueline Bracamontes y Willian Levy, Telemundo apostó por insertar la homosexualidad con Jose Ángel y Ricardo, dos hombres que mantenían su romance en secreto en ‘¿Dónde está Elisa?’
Por ese entonces, la homosexualidad era un tema tabú en muchas zonas de Latinoamérica y las grandes cadenas de televisión se podían llevar una serie de represalias por esa parte de la sociedad más religiosa y conservadora. Esto fue justamente lo que le sucedió hace varios meses en México a ‘Papá a toda madre’ en el momento en el que Televisa no tuvo ningún reparo en emitir en prime time el beso gay entre los personajes de Andrés Zuno y Raúl Coronado. A diferencia de otras telenovelas, en la ficción protagonizada por Sebastián Rulli los gays no están estereotipados ni tienen actitudes que den a pensar de lleno en algún aspecto relacionado con su orientación sexual. Mientras que Rodrigo (Raúl Coronado) es un policía de alto prestigio, Rafael es veterinario. Ambos están casados y se van a vivir a La Privada, un lugar en el que reciben el apoyo de todos los vecinos a excepción de Jorge Turrubiates (Sergio Mur). Él es un hombre conservador, machista y con la mentalidad bastante cerrada que no tolera que sus hijos vean un beso entre dos personas del mismo sexo al considerar ese hecho como algo que atenta contra la ética. Pese a esos pensamientos, Rafa y Rodrigo viven su amor sin límites, sin necesidad de esconderse de nadie y con muchas ganas de poder adoptar para cumplir ese sueño tan anhelado: ser padres.
A día de hoy telenovelas argentinas como ‘100 días para enamorarse’ han insertado la transexualidad en sus tramas y han podido mostrar a sus espectadores las inconformidades por las que pasan esas personas que se sienten hombres encerrados en un cuerpo de mujer o viceversa. Otras han optado por hablar de ese proceso en el que el personaje reúne las fuerzas para salir del armario y dejar de callar todo el amor que puede tener guardado hacia alguien de su mismo sexo. Tal fue el caso de Florencia Estrella (Violeta Urtizberea), una mujer con síndrome de tourette que tuvo varios encontronazos con sus verdaderos sentimientos. Primero creyó estar enamorada de Dani y se iba a casar con él. Esa era la mejor salida para seguir viviendo en la mentira; llevar la vida convencional que cualquier madre desea para su hija. Sin embargo, cuando Flor estaba a un paso de dar el sí quiero decidió escapar de esa disconformidad que sentía y que no sabía traducir. Al poco tiempo descubrió que estaba enamorada de su mejor amiga, esa ayudante de cocina que siempre había estado para ella, tanto en los mejores como en los peores momentos. Lo cierto es que el personaje interpretado por Julieta Nair Calvo tenía escondido ese amor que solo había confesado a su amigo y compinche, Javo. Nadie más sabía nada acerca de ese sentimiento hasta que se atrevió a decirle a Flor todo lo que le amaba. Ambas pasaron por muchos miedos, pero las dos se jugaron por lo que sentían la una por la otra y lucharon juntas para cumplir el gran sueño de ser madres de dos huérfanas que necesitaban a dos mamás tan buenas como ellas.
En la actualidad cada vez son más las producciones latinoamericanas que se están animando a contar historias entre homosexuales con la normalidad que merecen sin necesidad de recurrir a personajes cómicos y estrambóticos. Otro de los ejemplos se puede ver en ‘Simona’, telenovela juvenil de Adrián Suar. En ella se ve como Junior (Renato Quattordio), uno de los hermanos Guerrico, comienza a dudar de sus verdaderos sentimientos tras haber sido un gran mujeriego. La realidad es que reaparece en su vida Blas (Gabriel Gallichio), ese amigo de Dante que supuestamente se había ido para siempre a Canadá. Cuando este chico regresa a Argentina, Junior vuelve a recordar ese beso que se dieron en una fiesta y empieza a sentir cosas muy fuertes por él hasta el punto de dejar su relación con Chipi para iniciar una gran historia de amor con Blas. Ambos sufren mucho debido a que no todos aceptan sin reparos su relación. El padre de Junior es un hombre machista y homófobo que durante muchos capítulos hace la vida imposible a su hijo y a su novio al considerar que están enfermos.
En verdad las telenovelas han evolucionado al incluir a personajes homosexuales en su tramas, pero aún falta un largo camino por recorrer. ¿Cuándo llegará la ficción en la que una pareja gay, lesbiana, bisexual o transexual esté a la cabeza de alguna producción perteneciente a este género televisivo? ¿En qué momento se dejará de contar historias de chicos, chicas, hombres o mujeres que salen del armario para narrar sus problemáticas amorosas desde el principio? El día en el que se haya normalizado por completo las relaciones entre personas del mismo sexo en la realidad, la ficción hará de lado los miedos de estos personajes secundarios para demostrar su orientación sexual con el albedrío y la igualdad que merecen.