Año 1928. Quedaba casi una década para que España sufriera la Guerra Civil, pero Ángeles Vidal (Maggie Civantos) ya conocía las consecuencias negativas que suponía ser mujer en una época dominada por el patriarcado. En su soledad se limitó a seguir las normas establecidas, a casarse y obedecer a su esposo con el objetivo de no tener serios problemas, pero a su vez tuvo la valentía para ser una mujer trabajadora en tiempos en los que ellas solo eran concebidas como simples objetos sexuales que garantizaban la procreación, así como el cuidado de los hijos y de sus maridos. Sus ganas por sentirse una mujer completa fueron las que le llevaron a esa compañía telefónica en la que se convirtió en una de ‘Las Chicas del Cable’.
Valió la pena equivocarse y levantarse porque esas cicatrices sanaron hasta cambiar la sumisión por la valentía. En los inicios de esta historia en la que sus protagonistas luchan por la igualdad de género, Ángeles Vidal ya destacaba como la telefonista más preparada e inteligente de la prestigiosa compañía pionera en las telecomunicaciones. Ella fue la que enseñó a todas a ser ‘Las Chicas del Cable’ más eficaces y su ausencia se notaba siempre que existía un problema laboral. No obstante, en su casa era todo lo contrario a esa mujer decidida e ingeniosa de puertas para fuera. Vivía con miedo a ser humillada y golpeada por un marido que no aceptaba que trabajara. Mario (Sergio Mur) solo quería tenerla como madre y esposa, es decir, como una sombra que viviera una vida ajena a la que soñaba en realidad.
Encarcelada en una prisión que había firmado a conciencia cuando se casó con un hombre que traspasó los límites del amor y el respeto. Presa en un infierno en el que su hija podía sufrir todas las consecuencias si se revelaba ante el machismo personificado en la persona de la que se había enamorado tiempo atrás. Víctima de violencia de género, un concepto que en esa época estaba prácticamente normalizado y ni siquiera se denunciaba. Ángeles Vidal pasó por una serie de tragedias hasta convertirse en una de ‘Las Chicas del Cable’, ese grupo revolucionario, feminista y valiente que decidió dar la cara a todos los que atentaran contra sus derechos. Finalmente, terminó por abrir los ojos. Pensó por primera vez en sí misma, en su hija y en todas las mujeres que habían vivido una pesadilla parecida a la suya y salió de ese calvario.
Hablar de Ángeles Vidal supone relatar la historia de una mujer sumisa que sobrevivió a los maltratos de un hombre que no merecía su honestidad. Quizás tuvo que salir corriendo para poder sentir esa ansiada libertad que tanto anheló en sus peores momentos. Posiblemente tuvo que sacrificar su estabilidad como madre para ofrecer a su propia hija una vida mucho mejor que la que le había tocado vivir a ella en carne y hueso. Aún así, al igual que todas ‘Las Chicas del Cable’ tuvo tiempo para volver a enamorarse gracias al inspector Cuevas. Su amor prohibido se debatió entre el deber y los verdaderos sentimientos durante varios capítulos y cuando parecía que triunfaría la felicidad llegó el final. Anteriomente, Ángeles tuvo tiempo para ser empoderada, para ser una infiltrada por voluntad y para destacar sus grandes dones. Por esto y mucho más, nadie; ni esas amigas con las que compartió sus ilusiones, ni ese hombre que le vio rejuvenecer en sus brazos, ni los espectadores quisieron ver cómo moría, pero Ángeles nos dejó una enseñanza: Rendirse nunca es una opción cuando deseas vivir en un mundo más justo.