En el primer capítulo de la primera temporada de La casa de papel, Berlín (Pedro Alonso) le contó a Río (Miguel Herrán) lo que significa tener un hijo: “Es una cabeza nuclear que lo va a arrasar todo”. Unos años después de esa afirmación, los espectadores podrán conocer a Rafael (Patrick Criado, Antidisturbios), el hijo de Berlín. Ahora tiene 31 años, ha estudiado ingeniería informática en el MIT de Massachusetts y tiene una cosa clara: no quiere ser como su padre. Justo al principio de esta historia, se presentó también otro de los nuevos personajes del volumen 1 de la quinta temporada de La casa de papel, que se estrena en Netflix el próximo 3 de septiembre.
“Me llamo Tokio. Pero cuando comenzó esta historia no me llamaba así. Esta era yo… y este, el amor de mi vida. La última vez que lo vi lo dejé en un charco de sangre con los ojos abiertos”. Tokio (Úrsula Corberó) estaba refugiada en una autocaravana, huía de la policía y acababa de perder al amor de su vida. Ese amor de la vida de Tokio, antes de llamarse Tokio, es René (Miguel Ángel Silvestre, Sky Rojo, Sense8), el hombre con el que empezó a atracar, con el que viajó y disfrutó antes de que Silene Oliveira supiera que las cosas, a veces, salen rematadamente mal.
Otro de los nuevos personajes que entra en juego esta temporada es Sagasta (José Manuel Seda, Perdóname, Señor). Comandante de las Fuerzas Especiales del Ejército Español. Está curtido en innumerables misiones internacionales contra lo peor de la especie humana. Lo que lo sitúa, precisamente, en el mismo lugar que los hombres que ha matado. Es un líder nato, al que sus hombres van a seguir hasta el final si él se lo pide. Porque es como ellos. Cuando se pone el uniforme, se convierte en una mente analítica, fría y despiadada capaz de pasar por encima de cualquier convención ética o moral si la misión lo requiere.