Finales de octubre de 2018. Todos los seguidores de Angelique Boyer y Michel Brown deseaban verlos juntos por primera vez como protagonistas de una historia que narraría la transmigración de almas. Nadie esperaba que la trama acogiera a una pareja homosexual y mucho menos que la aceptación del público fuera tan positiva. Quién iba a imaginar que una bonita amistad trascendería con el transcurso de los capítulos hasta convertirse en el amor más sincero, honesto y real entre dos personas del mismo sexo. Así fue como a más de un mes de su inesperado final ‘Amar a Muerte’ sigue siendo el título del que nació esa relación lésbica denominada Juliantina.
Perdió miedo el corazón porque la vida es un viaje y ellas lo querían disfrutar, pero juntas. Juliana murió de amor por Valentina y Valentina arriesgó todo por la hija de ese sicario a sueldo condenado a la silla eléctrica. Ambas se conocieron en los peores momentos; en unas terribles circunstancias en las que las dos querían escapar de la oscuridad que les acechaba. Se podría decir abiertamente que Juliana fue el salvavidas de Valentina y ella ese refugio en el que Juliana podría sentirse comprendida, aceptada y querida. Así fue como la realidad superó a la ficción y sus fans apodaron como Juliantina a la pareja más revolucionaria de ‘Amar a Muerte’ y de países en los que se habló de inclusión pese a que aún no se tenga una buena concepción de la homosexualidad.
Juliantina enseñó a esos espectadores de mente más conservadora que amor es amor y es por ese motivo por el que la sociedad debería borrar de su propia historia clichés, prejuicios y discriminaciones hacia un colectivo como el LGBT, quién solo busca vivir su felicidad con la libertad y aceptación que merecen. Esta pareja protagonizada por la actriz argentina, Macarena Achaga (‘El Regreso de Lucas’) y la intérprete mexicana, Bárbara López (‘Papá a toda Madre’) no solo ha conseguido meterse en el bolsillo a medio mundo por su espectacular química. También han sido el espejo con el que se han sentido reflejados muchos televidentes al hacer a un lado sus miedos, enfrentar sus demonios internos y defender sus preferencias sexuales con valentía y orgullo.
Juliantina, la serie: Una necesidad irrebocable
Portada de revistas importantes como Cosmopolitan, representantes de una comunidad que nunca ha dejado de luchar por su forma de amar distinto a como marcaba lo socialmente establecido. Actrices que se ha convertido en iconos de la generación milennial, esa que no descansa y se complementa a diario a través de twitter para conseguir que Barbarena llegue a esos rincones que aún no han tenido la suerte de conocer a Juliantina. El fandom de Macarena Achaga y Bárbara López es implacable y no se rinde fácilmente. Desde México hasta países europeos como España, todos se han unido para pedir un spin off en el que Juliana y Valentina sean las principales protagonistas.
Esos miles de seguidores lo merecen. Primero por ilusionarse con un final que podría haber contado mucho más de lo que se vio, y segundo, por haber sufrido en carne propia los cortes en las escenas de su pareja ficticia favorita mientras los actos sexuales heterosexuales rebelaban su completa sensualidad. Juliantina ha abierto los ojos a inconsciencias durmientes que se encontraban en el siglo pasado, pero la normalización y la inclusión no han cumplido su función al 100%. Todos los países sin excepción tienen derecho a ver ese final que solo unos pocos visualizaron, y también, necesitan ser testigos en televisión de la continuación de una de las mejores historias de amor lésbicas de los últimos años.