14 de febrero. El plan perfecto. El Wizink Center prácticamente lleno. Solo quedaba esperar. La percusión fue la primera en salir segundos antes de esa cuenta atrás que garantizaba lo que estaba a punto de ocurrir. Volvió con la misma ilusión que siempre, con las ganas de protagonizar uno de los mejores conciertos del 2020. Regresó invasiva y con la adrenalina suficiente como para dejar roncos a los de siempre y a los que asistían por primera vez a uno de sus encuentros musicales. Maldita Nerea consiguió contar de nuevo «la canción que no termina» , esas melodías que nos han acompañado a muchos en la adolescencia y que son atemporales como para no cansarnos nunca de escucharlas en el coche, en los bares, en casa o en una fiesta con amigos.
Salió al escenario la banda murciana pilotada por Jorge Ruiz para dar rienda suelta a la función al ritmo de «Nunca estarás sola» y Madrid no dudó un instante en hacerle los coros. Miles de personas escogieron a Maldita Nerea como banda sonora de sus románticos amores y compraron su entrada para pasar San Valentín al compás de temas musicales como «No podíamos ser agua» o «Cosas que suenan a». No había mejor forma de acabar ese señalado día para muchos en los calendarios que besándose en pleno concierto a la vista de tantas tortugas juntas. «Fácil» fue la siguiente en sonar en una noche en la que su vocalista dedicó un mensaje a su público: Yo lo que quiero es hablar con vosotros. Hay una gentecilla extraordinaria de Fundación A LA PAR con la que estaremos el 7 de junio en un festival aquí en Madrid».
No faltó «No pido tanto idiota» o «Cuando todas las historias acaban» por lo que mucho menos esas primeras melodías de «Un Planeta llamado Nosotros» como «Extraordinario», «Dos besos después» o «La Espera». Si echamos de menos himnos que han significado tanto para las tortugas como «Con trocitos o «Con lo que nos hemos dado». También nos hubiera gustado que Ana Mena estuviera junto a Jorge Ruiz en «A quien quiera escuchar». Aun así, todos deseamos que se mejorara pronto minutos antes de transformarnos en «bailarinas», bailar, saltar y quedarnos casi afónicos.
Maldita Nerea consiguió que nos olvidáramos de las preocupaciones por un rato y cantáramos juntos «Por el miedo a equivocarnos». Después tuvimos tiempo para prometer que «siempre estaremos ahí» haciéndoles los coros en todas las canciones que escriban porque suenen o no en las radios sus seguidores nunca dejarán de escucharlas y de aprendérselas de principio a fin. Disfrutamos de su intensidad, vimos desde cerca su talento con «No pido tato idiota» y su pasión por la música con otras épicas como «Perdona si te llamo amor».
Nos sumergimos durante hora y media a su mundo genial de las cosas que dice, en un universo en el que se aprecian millones de sonrisas tras verles aparecer cantando esas verdades que no todos se atreven a decir con tanta delicadeza y esas letras que hablan de personas que tienen la suerte de cruzarse con otras en el camino, de amistades indestructibles que siguen dando tumbos por Madrid y de otras inexistentes ahora, pero que en algún momento cantaron a todo pulmón «La Respuesta no es la huida». Emoción a flor de piel en esa canción convertida en balada y cantada en acústico mientras miles de luces iluminaban el momento. Felices de poder «mirar dentro» de vuelta, de viajar a esos tiempos en los que hicimos por primera vez el ritual y nos pusimos de cuclillas para cantar desde la tierra «El Secreto de las tortugas».
Dejó de sonar con fuerza el «titiritero» y ya la afonía era más que evidente, pero continuamos esa fiesta que habla de cosas buenas, malas y tristes, pero también de un planeta que grita : «Te Prometo Libertad». Con Maldita Nerea sabemos que aunque vengan miles de días grises y sepamos de antemano que los imposibles también existen, hay un momento en el que somos capaces de pasar todo por alto y es justamente cuando repetimos concierto junto a ese grupo de pop con el que sentimos que podemos volar hasta lo más alto. «Se nos olvidan las cosas importantes. Se nos olvida que hemos sido mucho tiempo tortugas, pero que también nos encanta ser bailarinas. Se nos olvida que sois lo mejor que nos ha pasado», expresó Jorge Ruiz a todos los seguidores que acudieron el día de los enamorados hasta allí.
El vocalista de Maldita Nerea dijo que las historias no las hacemos nosotros, sino que son ellas las que nos hacen. Todo esto antes de hacer un recordatorio de la primera etapa de la banda y de sus inicios como tortugas que poco a poco conquistaron un país entero y ganaron repercusión en Latinoamérica. «La gratitud es el único camino. Muchísimas gracias Madrid», expresó Jorge segundos antes de lanzar un mensaje al público y cerrar con broche de oro una noche en la que viajamos a su pasado y su presente: «Tenemos juntos que conseguir una educación mejor para nuestros niños. Si miramos a los ojos de los niños enseguida sale una sola frase: «Tu Mirada me hace Grande».