El legado de las ‘Chicas del Cable’: Una historia de cinco protagonistas que rompieron muros y lucharon hasta el final por la libertad

“Cada historia tiene un final y resulta triste, feliz o amargo dependiendo de con qué ojos se mire”. Esa es una de las tantas lecciones que nos han dejado ‘Las Chicas del Cable’, cinco mujeres luchadoras que asumieron los mayores riesgos con tal de hacer justicia en tiempos en los que el dolor se convirtió en su motor y nadie debería haber muerto por pensar distinto al contexto político del momento. Inocentes llenas de sueños que se conocieron ejerciendo su derecho a ser trabajadoras e independientes en esa compañía telefónica que volvió a ser su punto de encuentro en los últimos minutos del desenlace de la primera serie española de Netflix.

Corrieron como otras tantas veces, pero esta vez no lo hicieron por su libertad, sino por la de todos esos seres queridos, mujeres y niños que merecían un final feliz. Lucharon contra una mentira que se tornó verdad, y también, contra un régimen que les privaba poco a poco de todo lo que habían construido en temporadas pasadas como mujeres que sólo tenían que preocuparse por sus amores personales, por sus ascensos en la compañía telefónica y por una mujer tormentosa: Doña Carmen (Concha Velasco). Lydia, Carlota, Marga, Ángeles y Sara eran invencibles. Se enfrentaron a terribles monstruos y superaron muchas adversidades para respirar una estabilidad merecida. Cuando una sufría, las demás estaban para consolarla y no permitirla tirar la toalla. Las cinco nos enseñaron que hasta en los momentos más difíciles puede haber un rayo de esperanza.

“Hoy en día las amistades cambian más que el viento”, pero la de ellas era intacta. Vivieron épocas distintas para las mujeres y crecieron juntas. Siempre inalterables en sus pensamientos, con miedos que pronto se transformaban en la necesidad por dejar un futuro mejor a las nuevas generaciones. Para el régimen franquista eran las desviadas del buen camino, desertoras de unas leyes que iban a favor del machismo y borraban de cuajo la igualdad de género que tanto anhelaron desde el principio. La amistad era la fuerza que les invitaba a no rendirse en las peores circunstancias, la improvisación en misiones de gran tensión la mejor arma y el amor que se tenían la medicina que no les permitió rendirse ante sus enemigos.

No se puede cambiar el pasado, pero sí armarse de valentía y paciencia para hacer del futuro un lugar habitable del que todos se sientan orgullosos. ‘Las Chicas del Cable’ lo consiguieron en un desenlace que ha dejado legados imborrables. Ellas, esas mujeres que comenzaron a escribir esta historia luchando por su supervivencia de forma individual acabaron sacrificándose por personas inocentes; mujeres, niños, y también, esos seres queridos que se merecen un final feliz. Juntas iniciaron la lucha contra el patriarcado y unidas cerraron su misión resaltando esa hermandad que nació en los años 20 y se mantendrá eternamente en los corazones de todos los seguidores de esta serie de época.

‘Las Chicas del Cable’ son el reflejo de tantas mujeres que lucharon por un mundo que abrace la inclusión, la diversidad y las diversas ideologías. En la recta final, Lydia, Marga, Carlota y Óscar demostraron que para reeducar no se necesita torturar. Todos somos únicos y diferentes. El verdadero desvío es el que no está a favor del amor libre, sin ataduras y del respeto mutuo. Carlota y Óscar saben bastante de esto, grandes referentes del coletivo LGTBI que pasaron por dos dictaduras a lo largo de la serie. Ambas haciendo un guiño a la actualidad, especialmente a esas mentalidades homófobas que se niegan a aceptar una relación entre dos personas de un msimo sexo. Juntas hicieron sombra a los estereotipos, aunque tuvieran que dejar de ser ellas mismas de puertas para fuera en algunos capítulos. “Eres la persona que más quiero en el mundo. Primero me enamoré de Sara y después de Óscar”, expresó Carlota en estos episodios que suponían su adiós definitivo.

“Para que salvar a unos pocos, si podemos salvar a cientos”. Ese ha sido el verdadero lema de esta última temporada que cerraba su gran historia para siempre con el capítulo 42. Lydia, Marga, Carlota y Sara no estaban dispuestas a irse sin frenar el abuso de poder y esas normas que despojaban a todo ser de su identidad y sus libertades para pasar a convertirse en números. Cada derrota, cada golpe sólo las hizo más fuertes y empoderadas. ‘Las Chicas del Cable’ nos hicieron testigos de la amistad más verdadera y sincera. Estas protagonistas nos abrieron los ojos en muchas ocasiones y nos permitieron entender que el camino de la redención también es posible.

Algunas historias no deberían acabar nunca, pero ‘Las Chicas del Cable’ siempre serán eternas en el recuerdo de todos los que crecimos con ellas en estos tres años desde su primera emisión en Netflix. Nadie que haya visto sus amores, desamores, su supervivencia y la lucha de estas mentes brillantes que estuvieron contra las cuerdas siempre se olvidará de cuatro mujeres y un hombre que sólo quiso ser quién en verdad era. Ya no regresarán con nuevos capítulos, pero sus legados han hecho tomar conciencia al público, quién ha empatizado con esas protagonistas que han dado visibilidad a un antepasado feminista que sólo aclamó igualdad.

¡Gracias queridas ‘Chicas del Cable’ y hasta siempre!