Eran las 19:30 de la penúltima tarde de mayo y una cola ya daba la vuelta a la calle en la que se situaba la sala Galileo Galilei. Todos estaban más que preparados para abrazar a Camila Gallardo; esa niña chilena que creció al lado de la música y que luchó para contar al cantar sus propias historias personales. Su primera parada por Madrid no podía haber sido más emocionante e íntima. Ella no tenía grandes expectativas, pero esos fans que habían venido de ciudades como Granada, Valladolid, Zaragoza, así como esos fieles seguidores chilenos y venezolanos no quisieron perderse esa primera fiesta folclórica que comenzó con «Un poco más de frío».
Renació la cultura en sus giros vocales, en su talento innato para improvisar algunos ritmos de esas canciones con las que Madrid no dudó en hacerle los coros. Vibró la sala de la capital española como muy pocas veces lo habría hecho. Su belleza es como la de esa «rosa» que antes de marchitarse del todo revivió para hacerse «fuerte» y «pa callar sus penas», y también, la de todos esos seres que en algún momento de sus vidas se sintieron vulnerables y llenos de miedos. Camila Gallardo no necesitó un invitado, ni cambiarse de ropa con frecuencia a lo largo de su concierto. La chica de 22 años prefirió no perder el tiempo y tener contacto directo con ese público que hasta entonces había seguido sus pasos musicales a través de Internet.

Sabe que el mundo está muy cruel. Se considera una bruja intensa. Creé en lo que los ojos del ser humano no son capaces de contemplar a simple vista, pero aún no sabía el amor que Madrid tenía guardado para ella. Escribirlo no es lo mismo que haberlo vivido porque la magia que respiramos en ese primer contacto con Camila Gallardo fue única y especial. No son muchos los artistas que deciden expresar todo lo que sienten delante de sus propios fans y la cantante chilena no solamente confesó amar a su país, sino también sentirse muy triste por tener a su familia a tantos kilómetros de distancia. Sin embargo, también reveló que todos sus seguidores le dan fuerzas para recordar el motivo por el que pasa meses alejada de la tierra que le vio crecer, reír, soñar y superarse.

«Fueron los primeros. Esto nunca lo voy a olvidar Madrid. ¡Qué viva la buena música, las buenas letras, los buenos mensajes. ¡Qué viva Chile, la cultura y el folclore». Con lágrimas en los ojos y con una inmensa emoción, esas fueron las palabras de Cami segundos después de haber conseguido poner en pie a centenares de personas con canciones como «Run Run» de su referente chilena Violeta Parra, «Mi ruego» o «Ven». Ellos le vinieron a pedir que volviera siempre a Madrid y que tuviera presente que en el otro lado del Atlántico, en un país que está muy lejos de su casa aman su música y confían en su talento.

Su dulzura y su capacidad para llegar a las notas altas no tenían límites. Su honestidad se percibe en el ambiente y lo demostró una vez más al decir abiertamente a todos sus fans que su segundo disco saldrá en octubre. Camila Gallardo espera ser una «antorcha» en las vidas de todos los que compraron su entrada para ser testigos de esa voz que deja la piel como escarpias y que consigue atrapar a los que aún no conocían su arte al cantar. Lo que no sabe es que ya es ese ser de luz del que nadie que la conoce quiere desprenderse. No necesitó ni dos horas para callar su dolor y el de todas esas personas que en tierra del enemigo tuvieron que hacerse fuertes.

Una fan le regaló un anillo para que le diera suerte, pero después de escucharla nadie quiere irse de su lado por lo que no la va a necesitar, y mucho menos al ser un alma genuina que no esconde lo que siente. Tampoco faltó esa «rosa» que simboliza a esa pequeña Cami que leía «El Principito» y esa chica que sufrió la pérdida de su abuela Aída Rosa poco tiempo antes de grabar este disco. Creció despacito. Toca la guitarra, el piano y aprendió cuando era más pequeña flauta travesera. No quiere encasillarse en un género musical porque ama poder mezclar todos los que quiera en esas historias reales que no se inventa. Camila Gallardo canta a los seres que ya no están presentes y a sus debilidades, pero también vio en Madrid a manos que la abrazaban espiritualmente cuando entonaba las primeras melodías de temas como «Yo vengo a ofrecer mi corazón»de Fito Páez.

«Fuerte» fue la canción con la que cayeron muchas lágrimas porque significaba la superación frente a todos los obstáculos que se atraviesan en el camino y que en algún momento impiden cumplir los sueños. «Antorcha» fue la luz encendida cuando crees haber alcanzado la más absoluta oscuridad. «Ven» es ese grito desgarrador que sana por dentro. «La Entrevista» y «No es real» podrían considerarse parte de esa fiesta urbana y alegre tras haber pasado por la tormenta. Así al menos lo vivió Madrid el 30 de mayo de 2019 con decenas de asistentes subidos a las mesas y a las sillas segundos después de haber escuchado en directo «Más de la mitad».

Habían venido por ella y algunos se lo gritaron con la canción a la que pone voz en la novela, ‘Argentina, tierra de amor y venganza’. Solo faltó esa y aunque parecía que «Abrázame» era la carta de despedida, Camila Gallardo volvió junto a su guitarrista para cantar «Un millón como tú» de ella y Lasso a petición de su público. Tras este tema musical que puso la piel de gallina, la cantante chilena interpretó por su segunda vez «La Entrevista». De esta forma, Cami dijo adiós definitivamente a Madrid con unos fans que habían hecho historia por conseguir que una gran referente del folclore como ella volviera a subirse al escenario. El concierto tenía que acabar con esa mítica melodía que dice: «Sin máscaras yo voy desnuda, me sobran las dudas, pero estoy segura de mí», pero no fue así. Verdadera, transparente y con una esencia noble. Más de la mitad del corazón de sus fans ya le pertenece.