Un año más vuelve a ser «marzo en febrero». Otro San Valentín frío, pero soleado. Hoy es un buen día para recordar un amor puro y verdadero a través de una mujer que se ha metido en la piel de personajes inolvidables que nos han ayudado a tomar conciencia de la importancia de las pequeñas cosas de la vida. La historia de Ana Fernández comenzó a escribirse el 10 de noviembre de 1989, 60 años después de esa época en la que la igualdad de género ni siquiera salía en los titulares de las noticias.
Con alma rockera, pero cargada de un sinfín de sentimiento que no pueden disimular, Marlon, el grupo del novio de Ana contó con ella para un tema musical que vio la luz en 2018. «Marzo en febrero» fue una de las canciones románticas más bonitas del año que recordó a los espectadores el gran talento de la actriz madrileña cuando coge un micrófono y se pone a cantar. Su voz es dulce y angelical, pero muchas veces se ha considerado una auténtica macarra. Quizás es porque demuestra sus inquietudes, comparte sus pasiones y es un libro abierto con todos sus seguidores al decir abiertamente lo que piensa y siente.
Juntos han formado una bonita familia en la que es elemental nombrar a sus cinco mascotas, quiénes han tenido la suerte de tener como dueños a Ana Fernández y Adrián Roma. Todos ellos son cómplices de sus aventuras más íntimas, esas que solo puede captar el móvil de Ana para representar su felicidad a través de su Instagram. Se puede dar por sentado que cuando se quita la ropa de su personaje y vuelve a su rutina, la actriz se cuestiona problemáticas que hablan de las grietas que tenemos como sociedad pese a ser habitantes del siglo XXI.
El perro es el mejor amigo del hombre y eso Ana Fernández lo tiene muy claro. No hay un ser más leal y protector que una mascota con sus dueños, pero sí hay gente sin corazón que les abandona a su suerte cuando ya se han cansado de ellos o les comienza a estorbar en sus vidas. Ojalá el mundo cambiara y se pudieran evitar acciones que los propios humanos cometen sin darse cuenta de esos animales que sienten y sufren. La intérprete de ficciones lucha a diario para que todas estas almas peludas puedan vivir con dignidad.
Empatía, revolución, libertad, igualdad, diversidad y respeto. Todos estos conceptos están asociados a las dos Carlotas. Tanto esa mujer que tiene como vocación la interpretación como esa ‘chica del cable’ que escapó de las estrictas normas de su padre para respirar su propia libertad han luchado por abrir los ojos a todos esas inconsciencias que habitan en el mundo. No al maltrato y abandono de los animales. No a la necesidad de hombres machistas por convertir en víctimas de los feminicios a sus supuestos amores. No a la intromisión de otros al creerse con derechos para hacerlo. No a los prejuicios, ni a la falta de humanidad, ni a la incomprensión de los que encima siempre fueron incomprendidos.
Sí a las ganas de liberarse del patriarcado. Sí a la ilusión por conocer la justicia. Sí a la rebeldía cuando se trata de defender nuestros derechos humanos y laborales. Sí a la valentía para gritar cuando otros quieren callar la verdad. Ojalá. Ojalá no hubiera necesidad de emitir series como ‘Las Chicas del Cable’ para concienciar de la importancia de la igualdad de género. Ojalá no se tuvieran que dar razones para que entrara en vigor y todos lo vieran con la normalidad que se merece. Por todo esto y más, Ana Fernández es una de las tantas mujeres a las que se les queda corto un solo homenaje.
Carlota, un personaje con el que comparte su lucha por mejorar el mundo
Actualmente Ana Fernández comparte siempre que puede con sus seguidores su emoción por su trabajo en ‘Las Chicas del Cable’. La cuarta temporada ya está rodándose y Netflix prometió que este año volveríamos a ver a Carlota, Lydia, Marga, Ángeles y Sara en acción. Todo apunta a que su personaje tendrá que seguir exponiéndose a un mundo en el que solo se puede ser heterosexual y en el que las preferencias sexuales con personas de tu mismo género son consideradas delitos que se penalizan con multas, e incluso, con la cárcel.
Carlota Rodríguez de Senillosa siempre ha sido una chica valiente, arriesgada, provocativa, sensual y soñadora que ha luchado por ser una mujer libre e independiente. Ya lo demostró en la 1ª temporada en el momento en el que decide huir de la casa de sus padres tras sentirse como un pájaro encerrada en una jaula. También apostó desde un principio por romper con los estereotipos al hacer todo lo contrario a lo que les imponían a las mujeres de su tiempo. Ana Carlota Fernández García y la joven que da voz a los derechos laborales de los miembros de la compañía telefónica tienen en común que defienden de la forma más pacífica a sus grandes amores.
Los animales, Adrián y la actuación son los de Ana, actriz que se dio más a conocer gracias a su interpretación en ‘Los protegidos’ y que hizo su primera aparición en televisión con ‘Cuestión de sexo’. En 2017 volvió a las series para interpretar a una mujer que se ve obligada sobrevivir en un mundo dominado por hombres. Así fue como la intérprete se convirtió en una auténtica chica del cable al meterse de lleno en la piel de Carlota, un personaje al que no le hace falta perder la elegancia para rebelarse contra los prejuicios de una época presidida por la dictadura de Primo de Rivera. En su vida cotidiana, Ana no concibe su vida sin su familia y en la ficción, Carlota ha dado una lección revolucionaria a los espectadores: Si las normas atentan contra tu libertad lucha por ella sin miedo, con valentía y nunca te rindas sin haberla experimentado.